Los datos que facilitaba recientemente el estudio Indiceo, de la Confederación de Empresarios de Ourense (CEO) son contundentes. Desde que comenzó la crisis la provincia perdió el 6,1% de sus empresas. Dicho de otra manera: en junio del 2007 había 12.280 sociedades mercantiles activas, pero en junio de este año la cifra bajó hasta las 11.536. Es decir, se quedaron por el camino 744 empresas, con el correspondiente reguero de paro, que sigue creciendo, como demuestran las cifras dadas a conocer esta misma semana, con más de mil nuevos desempleados. El 53,8% de las empresas de la provincia están en la comarca de la capital, con el polo industrial de San Cibrao como pulmón. Quizá el dato positivo está en que este asentamiento industrial mantiene el tipo pese a las duras condiciones económicas. Sin embargo, una de las sociedades de más lustre de ese emplazamiento, Adolfo Domínguez, reconocía unas pérdidas de 8 millones de euros en tan solo seis meses. En este escenario, el motor empresarial de la provincia parece estar un tanto gripado. La fuerte caída del consumo, el endurecimiento del acceso al crédito y unas reformas del mercado laboral que no dan los frutos apetecidos ponen a muchas sociedades mercantiles ourensanas en una difícil situación. Y el vaticinio sobre el futuro no es prometedor: Ourense siempre llegó más tarde que otras provincias a las crisis, pero también las superó más lentamente.