Ourense empezó a luchar contra la tuberculosis a principios del XX

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Historia de la sanidad ourensana | La peste blanca Federaciones femeninas, sindicatos, Cruz Roja y profesionales médicos se unieron para reclamar medidas de carácter sanitario y social en toda la provincia

26 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

La tuberculosis, conocida también como peste blanca, es una de las enfermedades que mayor número de muertes ha ocasionado en toda la historia de la humanidad, y continúa causando estragos, a pesar de encontrarnos en el siglo XXI. Se han hallado lesiones de posible etiología tuberculosa en huesos de momias egipcias que datan de 3.700 años a.C. Sin embargo, no puede ser considerada como una enfermedad del pasado, ya que mata actualmente a tres millones de personas cada año en el mundo. Se calcula que están infectados por la bacteria causante de la tuberculosis, el Mycobaterium tuberculosis o bacilo de Koch, unos 1.700 millones de habitantes, lo que representa la tercera parte de la población mundial. La lucha antituberculosa despertó el interés para la clase médica y política del Ourense del primer tercio del siglo XX. Junto al alcoholismo y la sífilis, la tuberculosis fue denominada plaga blanca; fueron las tres enfermedades sociales por excelencia, asociadas a la pobreza. La Federación femenina contra la tuberculosis contaba con un comité local en Ourense desde 1910 y demostraba gran actividad organizando festivales para recaudar fondos. En diciembre de 1915 tenía ilustres representantes, como Ángela Santamarina de Temes, que en nombre de la federación suplicaba al Ayuntamiento de Ourense una subvención «para destinarlos al provecho de esa masa humana, víctima de la morbosa promiscuidad en que vive, falta de alimento y de abrigo». En 1921, fecha en la que Francia aplicó por primera vez la vacuna BCG, la Cruz Roja abría en Ourense un dispensario antituberculoso en el convento de Santo Domingo -tal vez pudiera ser la sede original del Instituto Provincial de Sanidad, fundado ese año-, que dirigía el doctor Rionegro Díez. En él consultaban gratuitamente médicos como Peña Rey, Manuel Bouzo, Pol Piñeiro y Carlos Guitián, entre otros. El encargado de la Inspección Provincial de Sanidad era el doctor José Luis García Boente. Según un informe de 1929 sobre la situación sanitaria del municipio de Ourense, el doctor Rionegro hacía hincapié en el crecimiento de la tuberculosis. Hablaba en el documento de malas condiciones higiénicas, viviendas carentes de luz y ventilación, y «déficit de alimentación de las clases pobres, que suplen con abuso de sustancias alcohólicas». Contra la tuberculosis, se afirmaba en el informe, «sólo se pueden oponer defensas sociales perfectamente organizadas por las autoridades con la cooperación de la clase médica». El doctor Rionegro defendía que los enfermos fuesen enviados a sanatorios del estado para evitar los contagios en el seno de las familias. En 1935 y tras dos años de reivindicaciones sindicales, se constituyó en Ourense una comisión de fuerzas vivas para pedir al gobierno el inicio inmediato de una serie de obras urgentes. El enfoque era sanitario pero tenía la doble intención de paliar también el paro obrero. Entre las obras reclamadas figuraban la construcción de un sanatorio antituberculoso en el Alto do Rodicio y la conversión del área de infecciosos del hospital provincial en un pabellón para tuberculosos. En plena guerra civil, en el 37, fueron trasladados al hospitalillo de infecciosos de Mariñamansa todos los enfermos tuberculosos que estaban en el hospital de As Lagoas. Finalizada ya la guerra civil, en septiembre del 39, el Boletín del Colegio de Practicantes de Ourense auguraba en el nuevo tono heroico de la época: «En la Nueva España muy pronto quedará resuelto este problema».