Once días de encierro en Xinzo

Jesús Manuel García OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Los productores de patata mantienen este sistema de protesta en la Casa de Cultura Los afectados quieren un apoyo firme para poder sembrar la próxima cosecha

18 ene 2003 . Actualizado a las 06:00 h.

A Llevan una docena de jornadas encerrados en la Casa da Cultura de Xinzo. Más días de los acordados porque desde aquel 8 de enero, en que se produjo la primera tractorada por A Limia ya hubo un grupo de productores de patata que quiso quedarse en este edificio. Pasan las horas y siguen a la espera de ver la luz en la crisis a la que han plantado cara con sus protestas. La N-525 es el eje vertebrador de los turnos de encierro. Hoy duermen los agricultores de los pueblos ubicados a un lado del vial y mañana los del otro lado. Y así van cubriendo la mañana, la tarde y la noche. La Casa da Cultura de Xinzo parece, por su vestíbulo acristalado, la sala de un aeropuerto, pero la realidad es otra. Los viajeros esperan su avión, que no llega o no despega. «Aquí debatimos as cousas que se van falando e de vez en cando botamos unha partidiña nos tempos da comida», dice Urbano Díaz, satisfecho con la pasada tractorada en Ourense. En su casa hay medio millón de kilos de tubérculo esperando la venta. El sol invernal de la mañana se cuela por los paneles de cristal del vestíbulo mientras en el lugar habitual de encierro, el salón de actos, tiene protagonismo el recuerdo a Carlos Casares. Los agricultores cambiaron su escenario por unos momentos. Defienden la unión en cooperativas, juegan a las cartas mientras las negociaciones siguen. La gente en Xinzo sabe bien lo que está pasando. «Había que ver os bares e as cafeterías como estaban antes e como se atopan agora», explica Luis Carlos Doval, de Sandiás, porque la crisis toca de lleno a toda la comarca. Este productor lleva tres décadas en el sector y por lo que ve en el día a día de negociaciones dice: «Vexo que nos van dar unha rosca pero non nos resolven o problema». Los tractores que vimos en Ourense están a crédito en su mayoría. Son máquinas de varios miles de euros. Hay algún cosechero que tiene tres y ese patrimonio hay que mantenerlo al día porque el banco no da un respiro. «A negociación está ben pero aparte de falar de futuro hai que mirar pola situación deste ano, que é acuciante», recuerda Juan Manuel Coello, de A Lavendeira, Sandiás. Todos coinciden en que los almacenistas _la relación productor-almacenista es como la del demonio y el agua bendita, en palabras del alcalde de Xunqueira de Ambía- le ganan mucho al producto y que para calidad, la del tubérculo local, el verdadero, y no aquel que se envasa en Galicia siendo foráneo y se hace pasar por patata limiana. «Iso sábeno ben o que pasa é que están vendendo patacas de fóra», lamenta Coello. Solidarizándose con los agricultores está el brasileño Luis Hidalgo. Trabajaba en la recogida de patata y ahora está en paro por razones evidentes. Ele joven ve que es precisa una unión de todos los afectados para hacerse fuertes. José Antonio Fernández: «Estamos fastidiados porque vemos que o precio da pataca está mal. Todo o que sexa millorar a situación é apeteceible porque a agricultira na Limia atópase moi mal. Se os agricultores non teñen cartos a situación está mal para toda a comarca». Luis Carlos Doval: «Faise duro porque temos moitos problemas e é imposible vivir. Con precios de cinco ou seis pesetas non facemos nada, e unha ruina total. O tractor ven costando 84.000 euros pero tamén están os apeiros e cartos non hai. A agricultura na Limia morre». Juan Manuel Coello: «Aquí imos pasando o tempo. Na casa igual hai 800.000 kilos. Traballamos a muller, a filla e eu pero no meu caso, entre o que gasto en producir pataca e o que vendo hai un déficit dunhos 24.000 euros de perda. E teño maquinaria que hai que pagar». Luis Carlos Hidalgo, de Brasil: «Viñen do Paraná a traballar na pataca aquí. Traballo na recollida pero como o prezo está baixo non me poden contratar. Levo parado dende outubro ate agora. Estou cos rpoductores no peche pero faltan productores para sumarse».