Nos dan la vida y se la quitamos

César Casal González
césar Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

XOAN CARLOS GIL

06 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Otra asesinada. 86 años. A martillazos. Afecta a todas las décadas. No hay ni una mujer a salvo. Los que estábamos en las redacciones en los años ochenta y noventa vivimos cómo llegó un momento en que los atentados terroristas de ETA se convirtieron en el muerto o los muertos nuestros de cada día. Un espanto cuya multiplicación provocaba el efecto contrario: en vez de alarmarnos más, el efecto de los mismos se diluía. Era una manera equivocada de acostumbrarse al horror. Hoy pasa lo mismo con ese terrorismo doméstico que es la lacra de la violencia machista. Ahora que nos llegan las alertas informativas a los móviles, estamos haciéndonos a que nos aparezca en la pantalla otra asesinada por su expareja o por su actual pareja. Hablan de corrupción cero y tienen razón. Pero nuestros políticos tenían que poner mucho más empeño en lograr violencia machista cero. No hay medios suficientes para combatir una realidad que costará décadas extirpar pues nace en la educación fallida de nuestra sociedad. Una mujer no es una finca. No es propiedad de nadie. Seguimos hablando de las mujeres cosificándolas y así nos va. No hay más que escuchar los comentarios de los presuntos audios de Koldo y de Ábalos, un ex asesor de ministro y un ministro nada menos. Ábalos que, por supuesto, en público se declaraba feminista.

Falla todo. No hay medios en los juzgados, ni policiales. Han llegado las ayudas, pero son escasas. Las mujeres no pueden escapar de la cárcel en la que viven por que dependen de su abusador. Y ahí está la terrible evidencia de que los más jóvenes parecen que no cambian. Los expertos advierten de que los muchachos utilizan el móvil para controlar a sus novias. Da igual lo que les enseñen en los colegios. La fórmula es la misma que muchas veces nos gritan desde la publicidad. La mujer es un objeto y ese objeto está a tu disposición. Es urgente cambiar. Volver a los clásicos. Llevamos un récord de asesinatos este año. Cada año más y peor. Esos clásicos que nos dicen que si te aman no te hacen sufrir. El amor es libre o no es. Es terrible leer cómo en zonas rurales hay mujeres que llevan décadas esclavizadas, golpeadas. No tienen salida. Y los vecinos en la mayoría de las ocasiones miran para otro lado. Falla el sistema a lo grande. Tenemos que reiniciarnos como sociedad. No existe la igualdad hombre mujer. Es una mentira gigantesca. Cada mes, más denuncias. Cada año, más crímenes. El terrorismo doméstico es un lamentable estribillo de nuestra forma de vida. Amar es respetar. No estamos en la época en la que una mujer necesitaba que su marido le firmase para tener una cuenta en un banco, pero estamos en un tiempo espeluznante en el que un asesinato machista se han convertido en una noticia más de terrorismo doméstico. Hace falta de todo, educación, medios. Mientras, un montón de hombres, también jóvenes, crean que su pareja es una posesión, ellas están en la diana. Somos un país fallido. A los españoles nos encanta fustigarnos, autoodiarnos. Pero justo en el tema en el que más nos merecemos la crítica, el maltrato a las mujeres, es donde menos nos criticamos. Lo hacemos fatal. No solo no mejoramos. Es que empeoramos. Los minutos de silencio son minutos de vergüenza. Nos dan la vida y se la quitamos.