Me ha sorprendido profundamente que la reunión de una especie de secta anticientífica para manifestar su oposición a las leyes de interrupción del embarazo se pueda celebrar en una sala del Senado. Me parecía más propio que una reunión contraria al aborto, los derechos sexuales y reproductivos o la eutanasia se celebrara en una carpa de circo o en un polideportivo en las afueras, pero así son las cosas.
Al interesarme por la cuestión he leído que cualquiera puede solicitar una sala, por lo que espero que en breve la convención en España de los trapecistas rumanos o la reunión de las ex monjas de Castilla y León goce de los mismos derechos. Algo tendrá que ver que el PP haya convertido la Cámara Alta en el saloncito de la calle Génova, pero vayamos a la cuestión.
El presidente de Honor de la Network for Values España, el exministro Jaime Mayor Oreja, ha llamado a no tener «ningún temor» por defender el derecho a la vida. «Estamos ganando, a pesar de que la moda dominante siga rabiosa y enfadada con nosotros», aseguró durante su intervención en el acto, que tuvo lugar en el antiguo Salón de Plenos de la Cámara Alta.
Además, lanzó un mensaje de apoyo al creacionismo frente a la evolución: «Acabo de estar en París en un acto de la federación en defensa de la vida y he podido comprobar que la mayoría de los filósofos franceses hoy defienden básicamente nuestras posiciones». Vaya, que lo recomiendan nueve de cada diez dentistas, como el anuncio.
Entre los científicos, fundamentalmente están ganando aquellos que defienden la verdad de la creación frente al relato de la evolución, afirmó, pero para mí que este hombre se confundió de sitio y se fue al Moulin Rouge, donde por supuesto estaban la mayoría de los filósofos franceses en tan apasionado debate.
Dicen los textos que «el creacionismo sitúa en una acción divina el origen del Universo frente a la evolución demostrada por el método científico». Supone una argumentación que va contra la ciencia, pero a estos señores no les importa la realidad; de hecho, el flamante presidente todavía afirma que ETA está más activa que nunca.
Las redes no han tardado en llenarse de mensajes dirigidos al señor Oreja: «Hola, soy científico y la teoría de la evolución está respaldada por evidencias científicas y no por creencias». Parece increíble que en estos tiempos una de nuestras Cámaras sirva para dar cabida a estos marcianos.
Probablemente, los asistentes se creían asistiendo a el Debate de Oxford sobre la evolución, que tuvo lugar en el Museo Universitario de Historia Natural en junio de 1860, pero se ha quedado en una convención de vendedores de humo que creen que el hipocampo es el estadio Bernabéu.