El efecto de la edad en la búsqueda de empleo: prejuicios fuera

Camino Rodríguez EXPERTA EN ASESORAMIENTO LABORAL. AUTORA DE «EL ARTE DE REORIENTAR UNA CARRERA CON PROPÓSITOS»

OPINIÓN

María Pedreda

18 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

En mi experiencia diaria trabajando con directivos mayores de 50 años que enfrentan el desafío de reintegrarse al mercado laboral tras perder su empleo he observado que la inseguridad y el autosabotaje son los principales obstáculos que tienen estos candidatos en los procesos de transición.

La sociedad actual a menudo subestima la relevancia de estos séniores, sin embargo es un hecho que su talento no tiene fecha de caducidad y les quedan muchos años valiosos por delante para contribuir significativamente con su experiencia y actividad. Parece más beneficioso para todos que un profesional se mantenga proactivo y motivado, a que se resigne a un envejecimiento laboral prematuro.

Sin embargo, las estadísticas actuales sobre la situación laboral de los mayores de 50 años en España no facilitan esta tarea. Actualmente, entre el 30 % y el 35 % del total de desempleados en el país pertenece a este grupo, y esta proporción ha aumentado significativamente en los últimos años. En particular, el segmento de 50 a 54 años ha visto el mayor aumento en las tasas de desempleo, con un incremento de 35.500 personas cada año. Además, solo el 17 % de las empresas españolas han contratado a personas desempleadas de más de 50 años en los últimos dos años. Estos datos subrayan la magnitud del desafío que enfrenta este colectivo. Es crucial, por tanto, plantear sin demora soluciones políticas y sociales que permitan el desarrollo y la generación de oportunidades para este grupo.

Pero, a pesar de la dura realidad, mi mensaje es optimista: la clave del éxito en la recolocación no está fuera, sino en que el candidato aborde la transición con foco, determinación y una estrategia bien definida basada en el autoconocimiento y la claridad en los roles a desempeñar en la siguiente etapa.

La madurez puede ser transformada en una ventaja competitiva y existen estrategias para superar desafíos, empezando por orientar las habilidades, logros y talentos al servicio del propósito. La formación continua del profesional es otro factor clave para mantenerse atractivo y actualizado con las últimas tendencias tecnológicas y de su mercado. Y, por supuesto, incidir siempre en una eficiente gestión del networking a través de plataformas como LinkedIn, potenciando la marca personal.

Conozco a profesionales que vivieron situaciones de desempleo con más de 50 años y consiguieron recolocarse por cuenta ajena, exploraron con éxito el emprendimiento, valoraron el interim management o decidieron alternativas de autoempleo como independientes o consejeros. Distintas fórmulas que les ofrecieron la flexibilidad, el aprovechamiento y la monetización de sus extensas experiencias como directivos, alineadas con actividades que les producían satisfacción y les resultaban gratificantes.

Como conclusión: es hora de desmontar los prejuicios edadistas y abrir paso a una era donde la experiencia se celebre y los séniores tengan la oportunidad de fortalecer la estructura social y económica de nuestra comunidad, reconociendo su aportación como el recurso valioso que realmente son.