Las tierras de Normandía están abonadas de cadáveres de héroes. Estos días vivieron allí, en medio de la ensordecedora campaña electoral, la conmemoración del 80 aniversario del Desembarco, el martirio de 100.000 soldados que dieron la vida en esa costa por salvar la libertad en Europa. Ahora, ocho decenios después, las olas mueren inocentes sobre unas arenas que fueron escenario de unas las más horrendas escenas de la humanidad. Y si imaginarse la secuencia in situ sobrecoge, más aún si uno recorre el cementerio de Colleville-sur-Mer, donde 9.387 cruces y estrellas blancas dan testimonio de los restos de otros tantos soldados sacrificados por Europa en las playas de la zona entre el 5 y el 6 de junio de 1944. Una visita a este lugar es como una auténtica vacuna para la paz. Es un inmenso campo de tumbas en el que el silencio es ensordecedor. Entre ellas están las de los hermanos Niland, que inspiraron la célebre película Salvar al soldado Ryan, protagonizada por Tom Hanks. El moribundo capitán John H. Miller le dice al último Niland que fueron a rescatar: «¡James... hágase usted digno de esto... merézcalo!». La cuna del impresionismo francés quedó sembrada de muertos. Si no fuese por ellos, posiblemente Catherine Deneuve, que también cumple 80 años, nunca podría haber cantado a dúo con Serge Gainsbourg la canción Dios fuma habanos. Europa se ha jugado este pasado fin de semana su futuro en una partida en las urnas. Sus enemigos no la han ganado, pero se han hecho con un bote suficiente para seguir apostando fuerte en siguientes rondas. Los demás deben tenerlo en cuenta. Como decía el capitán Miller: «Háganse dignos de esto». La libertad, como la salud, no se sabe lo que vale hasta que se pierde.