Una patata por viaje

Javier Guitián
Javier Guitián EN OCASIONES VEO GRELOS

OPINIÓN

ZIGOR ALDAMA

02 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca estuve en China, pero tiene que ser un gran país. Para que se hagan una idea es mucho más grande que Ourense y está lleno de fábricas que fabrican todo tipo de cosas que después envían a Europa; por lo que he oído, tiene mucha gente y muchas furgonetas de transporte.

Mi pueblo es mucho más pequeño que China y tiene muy poca gente durante gran parte del año; a pesar de eso también pasan diariamente muchas furgonetas que traen cosas de China. Ayer, que fue un día horrible, conté veinte furgonetas de diferentes modelos, cada una con un único paquete y un conductor. Es increíble, el cartero nos atiende bien a todos los vecinos, trae las multas y todos los certificados y se necesitan diariamente veinte conductores para atender las necesidades adicionales de medio centenar de residentes. Entre las ambulancias y el tráfico de paquetes mi pueblo parece la Autopista del Atlántico.

Y no se crean que traen accesorios para un soporte básico vital o medicamentos, no, suelen traer pantalones, calcetines o un nuevo modelo de colador: todo de China. A mí alguien me pidió una vez un pequeño destornillador para las gafas y después de veinticinco días llegó; es muy chulo. Me costó 90 céntimos de euro por lo que deduje que no deben pagar mucho a quien lo hizo y tampoco a los conductores de las furgonetas. Por cierto, no entiendo cómo un artilugio de 4 centímetros tiene que viajar en un vehículo de seis metros, pero pensé que será costumbre de China. ¿Quién pagará la gasolina?, me pregunto.

Como cambian los tiempos. Antes venía la furgoneta del pescado, llena de hielo y la gente hacía cola; también el camión de la fruta, siempre con el frutero al mando. Ahora solo quedan el butano los lunes y las patatas de Orlando los jueves, pero estas cosas no son de China, creo que al menos las patatas vienen de la zona de Vilalba.

Antes había autobuses para que las personas fueran del pueblo al médico o a la ciudad y ahora el transporte es para las cosas y no para las personas; es increíble. Si quieres llevar la orina al centro de salud para un análisis tienes que llamar un taxi, pero el frasco para guardarla es gratis y viene del quinto pino; este mundo está al revés. Yo no entiendo de estas cosas, pero en las noticias hablan de eficiencia energética, de reducir consumos, etcétera, y nunca he visto tanto despilfarro. Veinte conductores, veinte furgonetas, cartones para empaquetar, plásticos, papel, y otros productos. Solo espero que la gente pague más que mis 90 céntimos de euro porque «é moito gasto».

Me gustaría terminar con un deseo y una idea revolucionaria. Lo primero sería ir a China y ver si en realidad es tan grande; lo segundo, es que las furgonetas que vienen a mi pueblo traigan al menos dos paquetes. No debe de ser tan difícil, si no imagínense a Orlando transportando desde Vilalba una patata por viaje. Por cierto, China también es más grande que Vilalba.