La misión Artemis II de la NASA pretende establecer una base en la Luna. Además de la zona de residencia, dispondrá de una plataforma móvil y de un vehículo (rover) para desplazarse.
La idea es ambiciosa y complicada, ya que requiere el traslado de abundante material desde la Tierra a la Luna para construir y acondicionar los elementos de la base. Téngase en cuenta que la presión atmosférica en la Luna es prácticamente nula y no tiene oxígeno. Por lo tanto, los astronautas han de estar embutidos en un traje espacial, con tecnología adecuada para lograr, en su interior, una presión equivalente a la presión atmosférica terrestre (como se hace en los aviones) y suministrar el oxígeno adecuado. Lo mismo ha de conseguirse en el interior de las zonas de residencia.
Para lograr el objetivo de establecer la base lunar, la NASA está pidiendo colaboración y ayuda a otras agencias espaciales (como a la europea, ESA) y a las empresas tecnológicas relacionadas con el sector. España acaba de adherirse al programa Artemis (La Voz, 31-5). El campamento base se instalará en el polo sur de la Luna por dos motivos: en esa zona da el sol casi todo el año (ideal para obtener energía eléctrica de origen solar) y, además, hay una enorme cantidad de hielo bajo su superficie, que permitirá obtener agua. De todos modos, el camino para conseguir vivir en la Luna, será muy largo.
Desde la base lunar se pretende despegar hacia Marte.