¿Qué debemos hacer con las provocaciones totalitarias escritas en grandes lonas? ¿Por qué las instalan grupos reaccionarios que se aprovechan de un sistema que ellos quieren cancelar? ¿Saben que esas pancartas están abocadas a ser retiradas? Lo saben. Se percibe en la actitud displicente del abogado con despacho en A Coruña que firma esa pancarta en la que un Sánchez atribulado comparte muro con un tipo que parece estar a punto de comérselo. El tipo de la mueca se llama Daniel Esteve, es portavoz de Desokupa y además de posar para la foto como si fuese a invadir Polonia se compromete a limpiar España. Así, en general. Si escuchan a Esteve y lo ven en la pancarta no se entiende en virtud de qué mecanismo mental alguien piensa que merece más confianza que el cabizbajo presidente al que envían a Marruecos.
El abogado cuya firma aparece en la lona de Desokupa se llama Xaime da Pena, su padre era un respetado letrado vinculado al Partido Galeguista y a Compromiso por Galicia, fundador con Alberto Comesaña de Semen Up y promotor de causas varias en su Lugo natal. El hijo, además de respaldar este desatino, tiene también varios locales de hostelería en A Coruña con una clientela diversa que seguro acabaría en sitios muy malos si los desokupas y los vox que los apoyan gobernaran. Se ve que los desprecian a ellos pero no a su dinero. En Galicia acaba de intentar algo parecido Gloria Lago, la misma que en el 2009 convenció al PP de Feijoo y Rueda a manifestarse contra el gallego. Su asociación acaba de pagar una serie de vallas tipo «Bienvenidos a Sangenjo, ciudad que en gallego se llama Sanxenxo». Pero una contracampaña ha puesto las cosas en su sitio: «Bienvenidos a Censo Electoral, la ciudad que en gallego se llama Padrón». El problema es que no todo se soluciona con retranca.