Por Marta, la niña de Angrois

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

M.MORALEJO

14 may 2023 . Actualizado a las 11:23 h.

Todos los que vivieron Angrois en el tren y a pie de vía, jamás olvidarán esa noche del 24 de julio del 2013. Todos deberíamos leer la historia que publicó el viernes mi compañero Pablo González en La Voz. Es la historia de Marta, la niña de ocho años a la que un vecino de Angrois sacó con vida de dentro de los vagones y a la que luego un bombero la llevó en brazos a la zona de las ambulancias. La foto de Mónica Ferreirós que fue en aquella jornada contraportada del periódico dio la vuelta al mundo. Ver a Marta, con sus 18 años cumplidos, tras haber perdido en ese accidente a su madre, declarando en el juicio del Alvia y testificando con ganas de verdad pone sobre la mesa que el juicio tiene que llegar hasta las últimas consecuencias de una tragedia que nunca debió suceder.

Marta, que consiguió salir adelante, todavía convive con aquella niña de ocho años que hacía su primer viaje en tren de Ourense a A Coruña para una comunión a la que nunca llegó. Fue ella la que pidió ir así, tal y como le cuenta al periodista Pablo González: «Mi madre me preguntó si quería viajar en coche o en el tren, y elegí el tren porque quería ir en uno por primera vez». Mi compañero la deja hablar con pulso maestro y empapa su corazón de periodista como una esponja para que ella sea la única protagonista. Creo que habrá un antes y un después tras las palabras del jueves en el juicio de Marta. Nadie puede mirar hacia otro lado. Hay que llegar hasta las últimas consecuencias. Oigan a Marta entrevistada por Pablo González: «Su padre se resistía a que declarara en el juicio, intentaba protegerla. ‘Pero yo quería hacerlo por mi madre. Ni por mí, ni por mi padre. Solo por ella. Siempre nos intentamos mantener al margen. Éramos muy felices y todo cambió. Tenía muchas preguntas y me informé. Aunque no me gustan las respuestas'». Marta cree que «para mí fue una injusticia, pero también me ayudó a pensar que la vida es así, que cosas como estas pasan». Aunque añade que ahora es consciente de que en la curva de Angrois faltaba seguridad: «Creo que la culpa no es solo del maquinista».

Escuchen a Marta. Todos los que están en el juicio. Tiene que ser la causa de las víctimas. El escritor Emmanuel Carrère acaba de publicar reunidas en un libro, V13, las crónicas del juicio por los atentados de París. Clama por la justicia. Marta es esa misma voz en la crónica de Pablo González. La manera en la que recuerda cómo su madre le dijo la última frase que salió de su boca: «Cuidado. Agárrate. Te quiero». La forma en la que quedaron sus cuerpos le llevó a pensar que ella la protegió con el cuerpo de lo peor del impacto. Solo una madre hace eso. «Ahora espero que se haga justicia y que los que fueron partícipes de lo que pasó sepan lo que hicieron, que tomen conciencia para el resto de sus vidas». Esa es la clave. Ese es el trayecto que falta por recorrer. No toda la culpa puede recaer sobre el maquinista. Él se equivocó. Pero esa curva nunca debió de estar trazada así, sin la seguridad necesaria, cuando la técnica disponía de los sistemas adecuados. Con la venia, háganlo por Marta, que, tras declarar, se volvió en tren a Vigo.