Una persona inteligente me comentó antes de la entrevista en La Sexta de Jordi Évole a ver cuántas veces soltaba Macarena Olona la expresión «nazis» en referencia a Vox. Dijo lo del nazismo, pero la contención de la denominada en su día novia de España fue casi infinita. Tanta que desesperó una y otra vez a Évole. Évole no es plato de mi gusto. Es un periodista protagonista que actúa más que entrevista, por mucho que, con sus poses y sus silencios, venda lo contrario. A Évole se le ve venir de lejos tanto cuando lleva al programa a sus queridos, como a sus odiados, como a sus neutros. Con Olona pensó que tenía la bomba sobre la mesa, pero la bomba no terminó de explotarla en ningún momento. Fue ella quien lo desactivó a él.
Todo lo que dijo Macarena Olona en la larga entrevista ya había sido titulado con anterioridad en los medios. Lo peor que le puede pasar a un periodista: la exclusiva se convirtió en un refrito de noticias dadas. Que si en Vox hay homofobia, que si en Vox hay nazismo, que si Santiago Abascal es un prisionero, que si Vox tiene una fundación con elevados fondos. Que si en Vox hay por detrás una secta paramilitar y ultra católica, además de otros personajes indeseados, a los que llamarles radicales se les queda corto.
No solo repitió estribillos ya cantados, encima Olona se aprovechó, como zombi político que es, por mucho que ella crea que no, de sus últimos cinco minutos de fama para presentarse como mártir. Casi le faltó decir que ella pasaba por Vox sin querer, el vuelo de una mariposa. Con todo lo que Macarena Olona soltó, hirió y fue en el Congreso de los Diputados.
Contenida hasta casi el suspiro, la invasiva en el pasado Olona fue reina, pero de la evasiva. Y así siguió enrocándose en que la víctima era ella. Los falsos vídeos sexuales, con los que la amenazan, los insultos, sus excompañeros que le dicen ahora a los periodistas que está loca... Nadie se lo niega, pero Macarena Olona tiene un ayer protagonista que no lo puede diluir como si nada y además si es conocedora de delitos debe denunciar con pruebas en un juzgado, no hace falta que lo haga en horario de máxima audiencia. Olona le cantó el domingo a Évole en su cara Hey, Macarena, ay.
