Brasil no está tan alejado

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Andre Borges | EFE

12 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Alguien medianamente informado, se ha sorprendido de lo ocurrido en Brasil? ¿Fue una sorpresa para algún morador del planeta el asalto violento de cientos de chiflados bolsonaristas a las sedes de los tres poderes brasileños? Aún más, ¿estamos convencidos de que este va a ser el último capítulo que vivamos de intentonas golpistas alentadas desde grupos radicales apoyados en bulos y redes sociales y jaleados por fracasados?

Porque nada ocurre por casualidad. No se asaltan las sedes institucionales en Brasilia, ni el Capitolio estadounidense, si no se alimenta el radicalismo y se traza una estrategia. Los asaltos no surgen de forma improvisada. Se comienza por deslegitimar las instituciones, se destroza al rival, se siembra la ira y la rabia y solo hay que aguardar para recoger la cosecha.

Eso es lo que se hizo en EE.UU. y Brasil. Pero se está haciendo, sin que nadie ponga remedio, en otros muchos lugares del mundo. En democracias avanzadas que no se creen que algún día pueda ocurrirles lo que estamos viendo. Y, sin embargo, el autoritarismo, el facherío nos invade. La ultraderecha está avanzando como una forma de gobierno, aprovechando estos tiempos revueltos y la poca contundencia con que la combatimos. No se la derrota con tibiezas, ataques al adversario y justificaciones insustanciales. Hay que atacarla con decisión y firmeza. Los más optimistas o inconscientes dicen que Brasil y EE.UU. nos quedan demasiado alejados. Pero los más cenizos creemos que no debemos desdeñar lo ocurrido y pensar que nunca nos ocurrirá, porque somos superiores. Dicen los estudiosos que las democracias están en declive y que una ola de autoritarismo recorre el mundo. Y lo corrobora un informe del Instituto Internacional para la Democracia según el cual, la mitad de los 173 estados analizados sufre erosión democrática con retrocesos importantes en libertades civiles y controles gubernamentales.

Los cesarismos y fascismos se están imponiendo sin que nos percatemos de ello. En 16 de los 27 países de la UE, la ultraderecha aumentó los apoyos en las últimas consultas hasta alcanzar cotas de poder muy preocupantes. Y en 15, logró altos porcentajes de votos. Hungría, Polonia, Suecia o Italia, entre otros, nos sirven de ejemplo. Por no referirnos a Turquía o a lugares más próximos donde vive bajo el disfraz de demócratas.

Trump y Bolsonaro son dos déspotas resentidos, incultos y perturbados que se niegan a ver y aceptar la realidad de sus países. Lo preocupante es que millones de ciudadanos, en su pleno juicio, arropen sus comportamientos con votos y decenas de miles estén dispuestos a asaltar y triturar las democracias. Eso es como la lluvia fina que se va filtrando y cuando nos damos cuenta nos ha empapado. Porque somos incapaces de comprender que nos estamos mojando.