El falso fin de año

OPINIÓN

Lavandeira jr. | EFE

03 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando vi 2001: Una odisea en el espacio, yo debía de tener 18 años y la película seis o siete. Me causó una profunda impresión, y no me dejó la menor duda de que tan entrados ya en el siglo XXI, andaríamos viajando por el espacio. Y sin embargo aquí estamos, echando migas de pan a las palomas, quedando con los amigos para tomar una caña o cogiendo el autobús. Que los coches aún no vuelen es un tema que no voy a tocar, porque me parece una ofensa personal. Por eso a mí la llegada del año 2023 me parece inaceptable, y creo que las masas, en lugar de acudir a las discotecas a dar saltos y soplar matasuegras, a beber combinados de colores, deberían salir a protestar.

Deberíamos negarnos a cruzar el año mientras no se cumplan unas condiciones mínimas de futuridad: un robot que nos ponga la mesa y nos traiga las zapatillas, bandas mecánicas en las calles para no tener que caminar, coches por el aire y comida en grajeas de colores. Eso debería ser un punto de partida, pero sin desistir de la teletransportación y de las vacaciones en Marte.

Todo lo demás, la Pedroche, Chicote, Alaska y Raphael, los programas de los graciosos, los petardos por las calles, las campanadas, no son más que estrategias de distracción de los gobiernos para que, aunque la última de las cifras sea nueva, nos creamos que el tiempo no avanza.

Pero sí, y aquí no vuela absolutamente nada.

Tenemos que hacer saber a HAL 9000 que su muerte no ha sido en vano, y a Kubrick que la suya tampoco. Futuro ya, o huelga general.