Los premios

Eduardo Riestra
Eduardo Riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Toni Albir | EFE

13 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Así se titulaba la primera novela de Julio Cortázar cuando aún no había dado vida a los cronopios, las famas y las esperanzas, esos personajes peculiares en que él clasificaba la sociedad. En Los premios, un grupo heterogéneo de ciudadanos se reúne al azar para emprender un crucero que les ha tocado en una rifa —como Charlie y la fábrica de chocolate— y según la singladura avanza el misterio y la inquietud van inundando lentamente la nave. Y cada personaje se va despojando de su apariencia social para dejar ver su auténtica personalidad.

A mí, cuando se entregan premios, el Nobel, el Planeta, el Princesa de Asturias, lo que siempre me intriga es quién se arroga la potestad de concederlo, y, más allá, quién la de elegir a este. Javier Marías renegaba de los premios oficiales pero aceptaba los privados, como proclamando que cada uno puede malgastar como quiera su dinero pero no el de sus vecinos. En nuestro país, solo el Planeta muestra esa situación degenerada e incestuosa en que el Estado bendice la astracanada.

El presidente del grupo editorial declaraba esta semana que el premio tenía el objetivo de descubrir nuevos lectores, pensamiento que, sinceramente, es muy difícil que haya compartido el jurado, cuya misión no es —o no debería ser— la de elegir la novela más fácil de leer, sino la mejor novela. Y el importe es tan desorbitado que uno se hace un lío y va los martes al lotero y le pide dos Primitivas y un Planeta. ¡Ay, no, perdone, un Euromillón! En fin, cosas de premios.