¿El debate era sobre Feijoo?

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto EL QUID

OPINIÓN

Juanjo Martín | EFE

07 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Por un momento pareció que habíamos vuelto a los infaustos meses de encierro del 2020: el presidente hablando durante más de una hora sin oposición, desgranando una larga lista de éxitos que —de ser ciertos— harían cuestionarse la propia necesidad de celebrar el debate de ayer en el Senado. Pero las cosas no van tan bien, y por eso estaban Sánchez y Feijoo frente a frente en la Cámara Alta. Llamarlo debate, cuando uno dispone casi de tiempo ilimitado y el otro de 15 minutos de réplica, es un eufemismo, pero esas son las reglas. Y el líder del PP aprovechó su turno para golpear y tender la mano con una ¿imposible? oferta de pacto de legislatura: que el jefe del Ejecutivo cambie a sus actuales socios de Gobierno y apoyos parlamentarios por el Partido Popular. ¿Ciencia ficción? No en otros países europeos, en España sí.

Feijoo cogió su fusil y sorprendió con una dialéctica y una dicción muy superiores a las que exhibe cuando las cámaras lo pillan en declaraciones fuera de sede parlamentaria. Se ciñó a la cuestión energética y pidió medidas para recuperar la actividad de las fábricas paradas por el alto precio del gas y la electricidad. Primer round, ahí se terminó el combate.

Como el líder la oposición no sacó el tema de ETA, fue Sánchez quien lo hizo en su contrarréplica; sacó a la banda, el pacto antiterrorista, a las víctimas y hasta a Alianza Popular, que se disolvió hace 32 años. Pero luego ya se centró. Tras derramar unas lágrimas por la pandemia y la guerra de Putin —le faltó parafrasear a Felipe II: «Yo no mandé mis naves a luchar contra los elementos»—, lanzó toda su artillería contra Feijoo. No solo por su papel actual de líder popular, sino por el que, como presidente de Galicia, le granjeó cuatro mayorías absolutas consecutivas. Pero, a juicio de quien gobierna con solo 120 diputados de 349, todo lo hizo (y hace) mal Feijoo. Eran ya unos larguísimos minutos de la basura, en los que asistimos a un debate sobre el estado de Feijoo e incluso sobre el estado de Galicia. Nunca en el Parlamento salió tanto a colación nuestra comunidad. Del encargado de gestionar las cosas de comer de todos los españoles, si eso ya debatirán otro día.