Las cuerdas de la marioneta de El show de Truman agitan uno de los placeres televisivos más locos de este verano: Los ensayos, que estrena HBO Max. La serie, una ficción planteada con mucho sentido del humor como falso documental, fantasea con la idea de poder practicar con antelación los momentos importantes de la vida para eliminar de ellos el factor incertidumbre.
Igual que Supernanny ofrecía claves objetivas para encauzar a los hijos sin dejarse arrastrar por las emociones, Nathan Fielder imagina un complejo sistema determinista para ayudar a personas ordinarias a esquivar todo lo que puede salir mal. ¿Cómo? Practicando una y otra vez simulaciones de sus actos más trascendentales. En el primer episodio intenta ayudar a un hombre que quiere confesar un engaño a crear la ambientación perfecta para amortiguar el impacto. En otro, una mujer que planea ser madre puede experimentar los pros y contras de la crianza antes de dar ese salto sin retorno.
El concepto de los viajes en el tiempo es ese sueño imposible en el que novelas, series y películas se han apoyado tantas veces para corregir los errores del pasado. Los ensayos juega a ejercer el control sobre todas las variables cotidianas para prevenir los fallos del futuro. Llega a preguntarse incluso si es ético dejar que el azar decida sobre las cosas que se podrían haber evitado.