Clase media en Madrid

Erika Jaraiz Gulías DEPARTAMENTO DE CIENCIA POLÍTICA Y SOCIOLOGÍA DE LA UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA

OPINIÓN

Alejandro Martínez Vélez | EUROPAPRESS

08 jul 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La decisión de Ayuso de impulsar una política de becas que beneficie a las rentas familiares de hasta 100.000 euros, bajo la idea de que se trata de rentas medias, es a todas luces una expresión desacomplejada de radicalismo antisocial.

En un país donde la renta media familiar se sitúa en torno a los 35.500 euros, decir que las familias con rentas de cien mil euros son rentas medias es una declaración de principios, de los de Ayuso, compartidos por muchos sectores de la derecha española.

Puedo no estar de acuerdo, pero agradezco que por fin alguien hable de política, con todas sus letras, sin tapujos y sin complejos, porque ese es el nuevo modelo descarnado de la extrema derecha: no someterse al orden convencional de lo compartido y polarizar sobre aquellos argumentos que en algún momento habíamos dado por superados.

El desarrollo de los estados de bienestar había llevado a que hubiera un cierto acuerdo en los servicios que deben disfrutar los ciudadanos y también en quiénes son los ciudadanos que deben recibir ayudas del Estado para compensar sus condiciones de desigualdad originaria.

Ayuso confronta directamente esta idea de redistribución social que compensa desequilibrios, retorna a los debates originarios entre la izquierda y la derecha, y quiebra el acuerdo social que ha caracterizado en los últimos tiempos el estado de bienestar.

Por fin volvemos a hablar de política de clases, pero no lo hacemos por un debate impulsado por la izquierda, que ha reducido el espacio de la igualdad a las nuevas desigualdades; ahora es la derecha la que reabre el debate de la igualdad, y lo hace contraponiendo la igualdad a la meritocracia, como si entre igualdad y mérito no hubiera un espacio que desvincula la una del otro y que refiere a las oportunidades.

Ayuso no quiere entender que el esfuerzo colectivo debe estar orientado a la generación de oportunidades para los que menos han disfrutado de ellas. No dudo de que los chicos y chicas de familias de rentas altas que van a colegios caros merezcan premios por su mérito y competencia. Pero las becas no son un premio, ese no es su destino, esos jóvenes, gracias a las rentas de sus familias ya disfrutan de oportunidades; las becas tienen que estar destinadas a que los que no disfrutan de esas oportunidades por origen familiar, las puedan tener gracias al esfuerzo colectivo de todos los ciudadanos.

De eso va el debate que ha puesto la señora Ayuso encima de la mesa, de si el Estado debe atender a reequilibrar las desigualdades originarias, creando nuevas oportunidades para los que no las tienen por familia, o si simplemente los ciudadanos que pagan impuestos tienen que recibir contraprestaciones del Estado.

Ayuso se aleja del centro, Feijoo se las ve y se las desea para no contradecirla, Vox la aplaude, y esto ocurre después de que Juanma Moreno haya señalado el centro como el camino del PP. No creo en las coincidencias, pero creo que cada vez es más difícil ser clase media en Madrid.