Descentrados

nieves lagares díez COORDINADORA DEL EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

Eduardo Briones | EUROPAPRESS

20 jun 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Las elecciones andaluzas han confirmado una tendencia de la política española de los últimos meses. A saber, que los ciudadanos de centro, los que deciden los procesos electorales, confían más, a día de hoy, en la derecha que en la izquierda, y por eso hay en Andalucía un partido que gana, mientras el resto no alcanzan las expectativas que tenían. 

El éxito del PP en ganarse al votante centrado y destrozar el granero tradicional de votos del PSOE, haciendo que gente con años de apoyo socialista se decida por los populares, es inapelable. No se produce por el simple trasvase de votos de Ciudadanos, porque dicho trasvase es de todo menos simple, y ni es fácil, ni ha sido la lógica imperante en las autonomías tradicionalmente gobernadas por un partido cuando otro llega al gobierno.

Para que esto suceda han tenido que darse tres fenómenos. En primer lugar, el retorno de las tendencias centrípetas al sistema; un proceso que referencia que los ciudadanos empiezan a mirar nuevamente al centro y que vincula a los partidos que quieran competir con posibilidades de éxito.

Los efectos de este fenómeno desarbolan a las izquierdas centrífugas, limitan la pretendida explosión de Vox y dejan sin espacio a Ciudadanos porque el PP ocupa todo el terreno. Cuando la política se vuelve centrípeta, los espacios de competición se achican.

En segundo lugar, el liderazgo de Moreno, vinculado a Feijoo y a la nueva apuesta popular, tranquilo, sin estridencias, centrado, explícitamente distante de Vox, con la performance necesaria para que los andaluces depositen en él su confianza (actitud), pero también su esperanza y entusiasmo (emociones). Feijoo y Moreno se la jugaban en Andalucía, tanto en el modelo de liderazgo como en la estrategia ideológica de la competición, muy distinta de la de Ayuso, y ambos funcionaron. Y por eso Gamarra, en su primera intervención, refirió el paralelismo de las andaluzas con las legislativas, porque este es el camino si Feijoo quiere ser el antídoto de Vox.

En tercer lugar, la hegemonía orgánica del PSOE en Andalucía se ha resquebrajado, o dicho de otro modo, los más de 300.000 votantes identificados socialistas que se habían quedado en casa en las elecciones del 2018 han vuelto a hacerlo, o lo que es peor, muchos de ellos han transferido su voto al PP.

La izquierda del PSOE está rota, y los socialistas tienen que pensar si quieren seguir ocupándose de los temas de estas izquierdas atomizadas o si puede volver a buscar al votante de centro donde ha cosechado sus mejores éxitos. Y para eso necesita hablar de sus problemas, de las políticas orientadas al votante de centro, y hacerlos sentir de nuevo protagonistas de sus programas.

En la política de nuestros días, los ciudadanos no van detrás de los partidos, son los partidos los que tienen que ir detrás de los ciudadanos, y cuando la política se vuelve centrípeta, si no lo hacen, quedarán descentrados.