La Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) entregó el pasado día 15 los premios anuales de Transferencia de Tecnoloxía de Galicia, Xornalismo Científico Celia Brañas y Divulgación Científica. Y he tenido la gran fortuna de recibir este último.
Además de la importancia que la distinción tiene en sí misma, por la institución que la otorga, es el mejor de todos los premios que he recibido hasta ahora, porque en los anteriores tuve que dar un paso al frente y presentar mi candidatura. En este caso, no he tenido que solicitar nada. El jurado, formado por académicos de la RAGC y presidido por el profesor Ángel Carracedo, decidió elegirme. Hacía tiempo que no recibía una noticia académica tan grata como esta.
El premio de Divulgación Científica que me ha sido otorgado es también para La Voz de Galicia. Sin la voz que me da La Voz de Galicia, nadie se hubiese enterado de que hago divulgación científica desde hace 33 años en los que colaboro con este periódico.
Mi agradecimiento al presidente, Santiago Rey Fernández-Latorre, al resto del personal de La Voz de Galicia que hace posible la publicación de mis colaboraciones y, por supuesto, a los lectores.
Este premio me da fuerzas para continuar siendo intermediario entre los que hacen la ciencia y los lectores de La Voz de Galicia. En eso consiste ser divulgador.