El estrimin

Francisco Ríos Álvarez
francisco ríos LA MIRADA EN LA LENGUA

OPINIÓN

Sara R. Estella

28 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

En unos tiempos en que casi todas las novedades nos llegan en inglés, los hispanohablantes que las reciben son de dos tipos: los que intentan traducir o, cuando no es posible, adaptar los nuevos términos, y los que los aceptan sin más, hasta el punto de que llegan a hablar un neoinglés con sintaxis española.

La penúltima ola de terminología de importación vino con la revolución informática. Ya saben, el software, las apps, los attachments, los crackers, los hackers... Y con las nuevas técnicas ha llegado una nueva forma de ver los contenidos audiovisuales que se transmiten por redes informáticas. Pueden emplearse el televisor, el ordenador y hasta un teléfono, es posible seguir el programa desde el sofá de casa o desde un autobús. Se puede elegir lo que se quiere ver y, muchas veces, cuándo verlo. Y el producto se va descargando por internet a medida que se va viendo y oyendo. Ese sistema se llama streaming.

Los amantes de las telenovelas turcas y colombianas las ven en streaming, los suscriptores de Netflix emplean el streaming, los consumidores de música también lo utilizan, así como los usuarios de YouTube. Ante la gran difusión de este sistema, desde hace años se busca la forma de designarlo en español. Cuando algo se emite según se está desarrollando, caso de muchos encuentros deportivos, se puede hablar de transmisión en directo: El partido lo emiten en directo en la web del club.

El problema terminológico surge cuando lo que se emite está grabado y se va descargando a medida que se reproduce. Para este caso se ha propuesto emisión en continuo, pues se basa en una transmisión de los datos sin más interrupciones que las que decida el espectador para ir a orinar o a buscar una cerveza a la nevera. Esta propuesta de en continuo ha prendido menos que una vacuna caducada, lo que ha movido a algunos hablantes voluntariosos a buscar una adaptación de la voz inglesa al español.

El proceso es sencillo. A la pronunciación más o menos cuidada, [strímin], se le añade una e protética y se obtiene estrimin, de aspecto más hispánico, que no tiene otro inconveniente que su escasa implantación hasta el momento. Pero puede ser cosa de animarse, como ya hizo el Ayuntamiento de Mieres cuando en plena pandemia de covid montó la Folixa nel Estrimin, la fiesta en estrimin, consistente en la emisión por YouTube de los espectáculos musicales de la fiesta de primavera, la Folixa na Primavera. Ese es un ayuntamiento espabilado.