Concluyendo, es difícil entender el atractivo de las criptomonedas, especialmente entre los más jóvenes: son muy volátiles; hay muchos fraudes; no son transparentes en su información de activos de respaldo; tienen un alto riesgo de liquidez; suponen un incipiente riesgo para la estabilidad financiera, dado el nivel de capitalización de mercado alcanzado, y socavan los principios de la regulación de otros activos, por ejemplo, la información privilegiada puede suponer la cárcel en el mundo de los valores regulados y nada en el mundo «cripto». Y por si lo anterior no fuera suficiente, derrochan energía (consumen casi el 0,5% de la electricidad mundial).
Antonio Carrascosa es ex director general del FROB y director de la Cátedra EY de Estabilidad Financiera de la Universidad de Navarra