Criptoactivos: una caída anunciada

Antonio Carrascosa

OPINIÓN

María Pedreda

22 may 2022 . Actualizado a las 13:10 h.

La estrepitosa caída del precio del bitcóin y del resto de criptoactivos parece haber sorprendido a muchos inversores, aunque desde hace tiempo se escuchaban voces autorizadas advirtiendo del extraordinario riesgo de esta modalidad de inversión.

¿Qué características generales tienen los criptoactivos? Están emitidos privadamente, están basados en técnicas criptográficas avanzadas y tienen un historial de alta volatilidad. Con respecto a su respaldo o garantía, el bitcóin y similares no están respaldados por ningún activo. En cambio, las llamadas «monedas digitales estables» (por ejemplo, Tether) pretenden ser una forma de dinero respaldado uno-a-uno con la moneda fiduciaria del gobierno correspondiente.

El problema de las «monedas digitales estables» (las más seguras) es que, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), los activos que figuran como garantía son de diversa calidad; la información no está auditada por una entidad independiente; la información suministrada sobre dicho respaldo es insuficiente; y hay un significativo riesgo de liquidez (solo una tercera parte de la garantía son activos muy líquidos).

¿Por qué ha aumentado tanto el valor de los criptoactivos? Su atractivo se ha disparado por diversos motivos: les rodea un aura de inversión «antisistema» y basada en una tecnología revolucionaria; la inversión en publicidad ha sido efectiva; las exposiciones del sector financiero tradicional a estos activos han crecido significativamente; su capitalización de mercado ha aumentado progresivamente; los medios, incluida la prensa económica, los ha tratado como otros activos más, obviando su falta de regulación, etcétera.

¿Qué puntos débiles tienen estos activos? La falta de regulación ha abonado la especulación y el fraude. En los últimos meses hemos visto problemas concretos planteados por estos criptoactivos y sus operadores (por ejemplo, uso de información privilegiada y pagos indebidos) que se unen a los tradicionales problemas de seguridad de los monederos electrónicos. El Financial Times cifra los robos y fraudes en más de 10.000 millones de dólares durante este año. Asimismo, el FMI ha comprobado que la interconexión de los mercados de criptoactivos y de acciones se ha incrementado progresivamente, lo que impide aislar a los mercados de criptoactivos de la evolución de los otros mercados. Por último, como todo activo sin respaldo o con respaldo incierto, este esquema de inversión requiere un flujo permanente de nuevos inversores.

Para mitigar estos riesgos, diversos organismos internacionales consideran que se tendría que aprobar una regulación similar a la aplicable a los operadores que suministran productos parecidos (depósitos bancarios, pagos digitales, fondos del mercado monetario, etcétera), lo que supone regular aspectos como la protección al inversor, la gestión de riesgos de los proveedores, la integridad del mercado y el control de operaciones sospechosas. China ha sido más drástica y prohibió el año pasado las transacciones con criptomonedas privadas.

La Comisión Europea ha propuesto un reglamento de mercados de criptoactivos que exigirá una autorización administrativa para los emisores y suministradores de servicios en dichos activos en el mercado único. También ha propuesto cambios en las normas de prevención de blanqueo y de transferencias para incluir las operaciones con criptoactivos, rechazando el anonimato de los participantes.

Concluyendo, es difícil entender el atractivo de las criptomonedas, especialmente entre los más jóvenes: son muy volátiles; hay muchos fraudes; no son transparentes en su información de activos de respaldo; tienen un alto riesgo de liquidez; suponen un incipiente riesgo para la estabilidad financiera, dado el nivel de capitalización de mercado alcanzado, y socavan los principios de la regulación de otros activos, por ejemplo, la información privilegiada puede suponer la cárcel en el mundo de los valores regulados y nada en el mundo «cripto». Y por si lo anterior no fuera suficiente, derrochan energía (consumen casi el 0,5% de la electricidad mundial).

Antonio Carrascosa es ex director general del FROB y director de la Cátedra EY de Estabilidad Financiera de la Universidad de Navarra