El cuerno de África

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

OVIDIO FERNÁNDEZ SÁNCHEZ

08 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Son tantos los acontecimientos que es difícil estar al día sobre todo lo que sucede en nuestro atribulado planeta. Pero, lo cierto es que, más allá del terrible conflicto en Ucrania, el rebrote de violencia en Israel y Palestina y el galopante incremento de los precios bajo la excusa de las dificultades originadas con el suministro de gas ruso, hay muchos otros problemas que pueden acabar repercutiendo seriamente en el devenir de nuestro planeta.

Así, aunque no es noticia de portada, es urgente prestar atención a la sequía que azota al Sahel y al Cuerno de África. El Programa Mundial de Alimentos de la ONU ya alertó, en febrero de este año, sobre la hambruna que puede ocasionar la muerte de más de 14 millones de personas en países tan desestructurados por los conflictos bélicos como Etiopía y Somalia o, en otros más estables, como Kenia. Tres años seguidos de lluvias escasas están provocando la peor sequía en 40 años, pero siendo este un grave problema, no es la única ni la principal causa de la hambruna actual sino las nefastas políticas agrícolas del último siglo.

El colonialismo destruyó las prácticas tradicionales de almacenaje de los excedentes para los años malos o la conservación de diferentes tipos de semillas para su utilización en función de la abundancia o escasez de lluvias. La agricultura orientada a la producción industrial resulta muy rentable cuando las condiciones climáticas son favorables, pero es desastrosa en caso contrario, ya que los cultivos no se adaptan a las dificultades y los agricultores se endeudan para afrontar las pérdidas. Con las últimas sequías la producción se ha reducido en un 70 % por lo que mucha gente ha huido del campo a las ciudades haciendo que dependan totalmente de los mercados. Pero, la pandemia y la guerra de Ucrania han supuesto no solo una reducción de las cosechas en países productores alternativos sino también el incremento brutal de los precios: un 66 % en Etiopía y un 36 % en Somalia, inasumibles para personas en extrema pobreza. Sin nuestra ayuda no sobrevivirán, pero, por una vez, deberíamos de ir más allá y recordar que no solo hay que darles pan hoy sino apoyarles ya a cultivarlo para mañana.