Vaya, pues el espionaje existe

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Quique Garcia | EFE

04 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

El FBI espió a García Márquez durante 24 años. Y a Marilyn Monroe. La CIA acechó a Julian Assange. Y a decenas de países durante décadas. Rusia espía a Estados Unidos. Y viceversa. Franco ordenó espiar a don Juan. El CNI, a Eva Sannum, Gigi Howard y Letizia Ortiz, por orden de Juan Carlos I; eso sí, al tiempo que le arreglaba sus andanzas amorosas. Resumiendo, todos los países del mundo se espían entre sí. Todos los días del año. El espionaje ha formado y forma parte de nuestras vidas. Y, sin embargo, aunque es una memez absoluta, cuando nos revelan algún nuevo caso nos hacemos los sorprendidos y los ofendidos. ¡Ah!, pues el espionaje existe, decimos. Como si en la geopolítica mundial no hubiese estas prácticas y otras aún peores. Pero como parece ser que espiaron a los cabecillas de la revolución de los señoritos, al presidente y a la vicepresidenta del Gobierno, nos ponemos muy nerviosos y exigimos responsabilidades inmediatas. Sin saber a quién. Pidiendo hacer lo que no se hizo.

Porque el que vivimos no es un problema de espionaje. Es una cuestión de ceguera. De no querer ver lo que está ante nuestros ojos. E incluso, de apatía e indiferencia. No hace mucho, una investigación periodística desveló que gobiernos de todo el mundo, especialmente los de Arabia, Marruecos, México, Hungría e India, habían utilizado el ya familiar Pegasus para hackear más de 50.000 teléfonos. En el paquete entraron altos cargos de empresas, casi un centenar de activistas de derechos humanos, unos 200 periodistas y más de 600 políticos, funcionarios gubernamentales y jefes de Estado y de Gobierno como Macron, Prodi, Barhan Salih, Charles Michel o Mohamed VI. Y no pasó nada. Tampoco con el espionaje a ministros de Sánchez. Nadie dio un paso. Ni cuando Merkel pidió públicamente restricciones a la venta de estos programas de software espía.

Si, como acuñó Thomas Hobbes en El Leviatán, información es poder, esta es una guerra entre poderosos. En busca de estar informados. En la que todos denuncian los mismos malos métodos que luego utilizan. Una guerra favorecida por las nuevas tecnologías, con la que solo ellos pueden acabar. A los demás nos queda asistir, estupefactos y resignados, al desfile de dejadez y cinismo.