Que din os rumorosos

Luis Quiles ANALISTA POLÍTICO

OPINIÓN

J.J. Guillén | EFE

21 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que estamos viendo en torno al nuevo presidente del principal partido de la oposición me recuerda a una frase que escuché en la serie Modern Family :«Meryl Streep podría interpretar a Batman y sería la opción perfecta».

Y parece ser que Alberto Núñez Feijoo es la Meryl Streep del Partido Popular ahora mismo.

Uno llega a ese pensamiento porque todos los que hasta hace unas semanas apoyaban a pies juntillas a Casado, rasgándose las vestiduras, desgañitándose en Twitter y casi al punto de levantarse del sillón, notaron una corriente de viento del nordés que los hizo replantearse ese apoyo, sentarse de nuevo y empezar a bajar el tono. Como la conocida Luci Vera al darse cuenta de que la persona a la que gritaba no era su hijo.

Pero volviendo a lo que nos ocupa, ese viento de cambio que llegó a Génova, acompañado por una ligera melodía de gaitas casi imperceptible, acabó siendo hace unas semanas toda una banda de gaiteiros que añadían melodía a los aturuxos que ya comenzaban a escucharse por parte de todos esos que días antes eran plañideras detrás del féretro de un cadáver que aún no había sido certificado como tal.

Y es que la política, cuando se hace por profesionales de ella, en lugar de por profesionales en ella, resulta una tragicomedia que vuelve al protagonista en antagonista en cuestión de minutos y realiza un giro argumental veloz sin que ningún otro personaje quiera dejar de tener el papel que tenía. O peor, hay quienes pretenden pasar a un papel principal aprovechando esos giros de guion, incluso aquellos que internamente siguen llamando nacionalista a este que ahora bajó a liderarlos.

De esta y otras maneras de definir a Núñez Feijoo, creadas por aquellos que en Galicia ni existen, podríamos hablar largo y tendido, pero simplemente voy a citar a Eduardo Pondal con su Os Pinos, poema que es nuestro himno, para darles respuesta: «Mais sóo os iñorantes e féridos e duros, imbéciles e escuros non nos entenden, non».