Moai, o como ser menos miserables

Flor Lafuente INSTRUCTORA Y FORMADORA CERTIFICADA EN BIENESTAR INTEGRAL

OPINIÓN

Rocío García

13 abr 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

«La amistad duplica la alegría y reduce el dolor a la mitad», dijo Francis Bacon. Una idea de Okinawa tal vez puede ayudarnos a enfrentar la soledad y el desamparo y alimentar el bienestar de muchos en este nuevo mundo en guerra.

La palabra es cantarina: moai. Significa «reunión para un propósito común». Los moai son grupos de apoyo social que surgieron en Okinawa hace cientos de años como un sistema de colaboración entre familias de los pueblos. Su propósito se amplió con el tiempo y, hoy, los moai son grupos de pertenencia que sirven a sus miembros para muchas funciones: compañía, asistencia en momentos de dificultad y dolor, apoyo para sostener una vida saludable, compañerismo, conversación.

Se arman por los padres cuando sus hijos son pequeños. Generalmente tienen diez integrantes y duran toda la vida, hasta la muerte. Se reúnen a diario o semanalmente. Si un cónyuge muere o algún miembro queda solo, el resto le ayudará de manera incondicional.

Parafraseando a Bacon, seguramente las alegrías en la vida serían más intensas y los dolores menos miserables si todos integráramos un moai. ¿Por qué no importar la idea? Construir moais podría ser una estrategia de apoyo e inserción social para los desplazados de la guerra de Ucrania, por ejemplo, para los desamparados de todo tipo e, incluso, para nosotros mismos.

Según la investigación más larga y exhaustiva de la historia realizada por Harvard durante 75 años sobre 800 personas, el principal indicador de felicidad y satisfacción en la vida son las relaciones de calidad. En cambio, la falta de conexiones aumenta la probabilidad de morir en un 50 por ciento.

Podemos ayudar a las personas a recuperarse de un trauma construyendo redes de conexión saludables con otros para compartir y procesar sentimientos y levantar la vista a un futuro mejor.

Los moai pueden aliviar el estrés de la soledad, darnos fuerza para enfrentar un desafío, lidiar con los riesgos de la depresión y la ansiedad, promover el bienestar, estimular el estudio, desarrollar nuevas habilidades e insertar a las personas en el mundo del trabajo. A la postre, también pueden ayudarnos a ser más humanos.