La artrosis y sus tratamientos

Rafael Arriaza DIRECTOR DEL INSTITUTO MÉDICO ARRIAZA Y ASOCIADOS

OPINIÓN

11 feb 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La artrosis es la patología articular más prevalente. Se calcula que el 10 % de los varones y el 18 % de las mujeres mayores de 60 años padecen síntomas artrósicos en alguna articulación, y su frecuencia ha aumentado en paralelo a la longevidad y la obesidad.

Las manifestaciones clínicas que sufren los pacientes con artrosis son bien conocidas: dolor mecánico al realizar ciertos movimientos o ejercicios, rigidez transitoria tras permanecer en reposo, crujidos o crepitaciones articulares, limitaciones funcionales, deformidad de las articulaciones, etcétera.

El concepto de «desgaste» del cartílago articular para explicar la artrosis es algo ya trasnochado: hoy en día sabemos que se trata de una enfermedad compleja que afecta a toda la articulación (cartílago, membrana sinovial y hueso subcondral), en la que influyen factores biomecánicos y genéticos. Uno de los elementos generales que suelen olvidarse es la obesidad, que actúa sobre las articulaciones artrósicas por una doble vía. Por un lado, si se trata de articulaciones de carga, por la mera causa mecánica. Pero por otro lado, porque el tejido graso es un verdadero órgano endocrino, que produce una serie de sustancias —llamadas adipoquinas— responsables de generar una respuesta inflamatoria mantenida, denominada «meta-inflamación».

Una experiencia habitual de los pacientes es que la evolución de la artrosis no es siempre lineal. En muchos casos se puede ver un curso intermitente, con períodos de agudización (en los que se agravan los cambios estructurales y la deformación e inflamación), seguidos de períodos silentes en los que las manifestaciones clínicas se atemperan y las deformaciones se estabilizan y no progresan significativamente. Esta es la razón de que se estén utilizando con buenos resultados tratamientos que no se limitan a intentar reducir los síntomas dolorosos o de inflamación, sino que actúan a un nivel molecular en las articulaciones artrósicas. Dentro de estos tratamientos, fundamentalmente son útiles las infiltraciones articulares con ácido hialurónico (sobre todo, los que tienen un peso molecular más elevado), el plasma rico en plaquetas y el suero autólogo condicionado (Orthokine). Resulta sorprendente ver cómo, después de inyectar en una articulación un producto que sabemos que desaparecerá al cabo de unos pocos días, muchos pacientes experimentan una mejoría significativa que perdura meses o años. No se trata de magia. Es ciencia. Se trata de actuar al nivel en el que es más posible modificar la fase de la enfermedad y transformar un brote en un período silente.