No solo Putin traspasa la línea

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

POOL

24 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Vayamos por partes. Vladimir Putin es un líder pendenciero, peligroso, irresponsable y fanfarrón. Hace tiempo que conocemos sus ansias de erigirse como líder del mundo mundial. Sueña con dictar las normas sin respetar a cuantos avasalla. Los reiterados incidentes de los últimos tiempos evidencian que pretende que todos los asuntos del planeta pasen por el Kremlin. Ese es el personaje. Diría mi abuela que Putin es malo, pero Occidente no es mucho mejor.

El Stalin de nuestros días nos acaba de meter en otro grave conflicto. Si nadie lo remedia, y no hay datos para el optimismo porque no ha enviado de excursión a 175.000 soldados armados hasta los dientes, estamos a un paso de la invasión de Ucrania que puede acabar como el rosario de la aurora. Tan difícil que hasta España, promotora de aquel mítico «no a la guerra», toma partido y ha enviado una fragata y ofrece varios cazas.

Ahora bien, el conflicto ruso con Ucrania tiene algunos aspectos que deberían de valorarse para no caer en el radicalismo. Y si es así, se entenderá que no todo es blanco y negro y que la situación tiene diferentes matices.

Porque al final de la guerra fría, Occidente se comprometió a no ampliar la OTAN hacia el Este. A no cercar Rusia con su ampliación. Pero desde entonces, la Alianza se extendió más de mil kilómetros desde la línea pactada en Alemania, tras la II Guerra Mundial; cinco países del Pacto de Varsovia y tres bálticos se incorporaron a la OTAN y los atlantistas se comprometieron a la incorporación de Ucrania y Georgia.

Parece pues razonable concluir que lo que falla es el entendimiento, el diálogo, la diplomacia y el cumplimiento a lo acordado. Rusia entiende, y eso sin duda la envalentona, que se ha incumplido lo pactado y tiene derecho a controlar su zona de influencia, aumentando su poder regional. Y Occidente, que viene asistiendo con preocupación al expansionismo de Moscú, pretende cerrar de sopetón cualquier sueño, empezando por Ucrania, país sin peso ni criterio ante ninguna de las dos partes.

Y en este panorama de supremacía y matonismo rusos, nos encontramos con una Europa desunida y carente de peso y con EE.UU. en manos de un presidente sin liderazgo, agobiado por problemas internos, en el peor momento de su popularidad y sin una visión clara de lo que acontece más allá de Pensilvania. Un supuesto líder al que su propio equipo tuvo que desmentir severamente en la cuestión ucraniana.

Alguien aseguró que puedes pasar la vida dibujando líneas, o puedes vivir cruzándolas. Que es lo que hace Putin en su aspiración de convertirse en el nuevo amo del mundo. Pero tampoco Occidente actúa con coherencia al traspasar las líneas acordadas antaño.

Y nosotros, aquí en el Finisterre, perdidos, padeciendo sus disparates y bravuconadas.