Negacionistas

Enrique Clemente Navarro
Enrique Clemente LA MIRADA

OPINIÓN

Twitter / jairbolsonaro

10 ene 2022 . Actualizado a las 18:41 h.

Negacionismo lo ha habido siempre. El más repugnante es el que rechaza que existiera el Holocausto. Con la irrupción del covid se expresa de dos formas, la negación de la propia enfermedad y/o el rechazo a las vacunas. Sus defensores se autoproclaman adalides de la libertad de expresión y la rebeldía, mal entendidas por supuesto, para soltar sus barbaridades, que atentan contra el conocimiento científico. No les valen ni las brutales cifras de muertos ni los estudios irrebatibles que manifiestan de forma indubitada que las vacunas salvan vidas. Pertenecen a lo que Alejandro M. Gallo, autor de una monumental obra sobre las teorías de la conspiración, Crítica de la razón paranoide (Reino de Cordelia), denomina la «franja lunática de la sociedad». En este contexto surge el caso de Novak Djokovic, probablemente el mejor tenista de la historia, convertido en héroe de los negacionistas, que lamentablemente no son pocos. En la misma línea están figuras del deporte como Kyrie Irving, un portentoso jugador de baloncesto, terraplanista, antivacunas y conspiranoico; de la música, como el enloquecido Miguel Bosé, Van Morrison o Eric Clapton; o la interpretación, es el caso de Victoria Abril o Paz Padilla. Forman parte de ese grupo de famosos y malos ciudadanos que dan un ejemplo pésimo a la sociedad y representan un grave riesgo para la salud pública. Pero no son los únicos, dirigentes como Trump o Bolsonaro también negaron o minimizaron la importancia de la pandemia, aunque ambos (justicia poética) han padecido el coronavirus. El negacionismo, las teorías de la conspiración y las fake news están muy unidas. En la era de las redes sociales, son una mezcla explosiva que seduce a quienes se creen más listos que nadie pero están dispuestos a creer cualquier imbecilidad, por disparatada que sea.