El chuletón de Garzón

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

ALBERTO LÓPEZ

08 ene 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Puede un Gobierno desautorizar a uno de sus miembros y continuar gestionando como si nada ocurriese? Cuando la discrepancia es pública, ¿debe el presidente de ese Gobierno prescindir del disidente o mantenerlo a su lado? Ese ministro que se ve desautorizado y abandonado, ¿puede continuar al lado de quienes no lo respaldan? Porque resulta evidente que si un ejecutivo toma la decisión de desacreditar a un miembro, no funciona como una piña. Que es lo deseable.

Eso es lo que debería plantearse el presidente Sánchez después del incidente del ministro Garzón a propósito de unas declaraciones a The Guardian. Sería lo razonable, tras aclarar si dijo lo que se dice que dijo o si toda la tormenta la desatan bulos del facherío y de las microgranjas. No es tan difícil esclarecerlo.

Lo que resulta un tanto cómico es asegurar, como hicieron la portavoz y la responsable de Educación, que Garzón hablaba como ciudadano, como si el diario británico se dedicase a entrevistar a voleo a ciudadanos españoles para que opinen de lo que se les ocurra. La justificación es tan infantil y tan carente de sentido común que debería de llevar parejo el cese de quienes la utilizaron. Por simples.

El ministro Garzón no miente. Debemos consumir menos cantidad de carne y la calidad de mucha de la que sale de las macrogranjas es inferior a la de la ganadería extensiva, como viene denunciando. No dijo nada que no diga la UE, la OMS, científicos, médicos, nutricionistas y público en general. Nadie discute la necesidad de un cambio nutricional. Otra cosa es el momento, el lugar y la forma de decirlo. Y la manipulación de la que es objeto una y otra vez.

Pero sea lo que fuere, resulta llamativo y poco justificable que un ministro se mantenga en un Ejecutivo con los restantes miembros en contra. El presidente Sánchez tiene la obligación de pronunciarse. Y no debería de ir más allá sin aclarar la situación real en la que queda Garzón. Y ratificarlo, si así lo decide. O cesarlo, si es que puede. Porque lo mismo ahora se hace evidente que hay una parte del Gobierno que el presidente no controla. O lo que es lo mismo, que hay dos gobiernos. Y eso es mucho más preocupante que la pelea de Garzón con el chuletón.