Ganar en Galicia empieza por Alemania

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

PACO RODRÍGUEZ

10 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Que nadie se sorprenda de la alegría que Pedro Sánchez lució en Santiago al ver a Olaf Scholz «coronado» como canciller de Alemania. Es socialdemócrata, como él, aunque Sánchez se aproxima más al laborismo británico que a la socialdemocracia alemana. Como vicecanciller y ministro de Finanzas con Merkel, hizo políticas de gasto público parecidas a las de España en la pandemia, aunque Scholz y Merkel se inclinaron más por ayudar a las empresas. Y, en definitiva, la izquierda conquista poder en el ámbito europeo y en una nación tan decisiva como Alemania, lo cual siempre ayuda en la creación de buen ambiente para los vecinos de la misma ideología. Sánchez lo tiene que celebrar.

Pero entre la celebración y la hipérbole hay un trecho que Sánchez se saltó cuando se autoproclamó «vanguardia de lo que va a venir en Europa». Como ayer apuntó Carlos Alsina, la llegada de Scholz al poder es la nueva «conjunción galáctica» que ya Leire Pajín había detectado con la elección de Obama en Estados Unidos. Obama, a un lado del Atlántico, Zapatero a este, grandes señales para el progreso y la justicia de la humanidad. Por rimbombancia que no sea.

Además, la investidura de Scholz le venía al socialista español como anillo al dedo para lo que le traía a Santiago: el congreso del PSdeG, que cambia de liderazgo cada pocos años por sus sucesivas derrotas y necesita asentar a Valentín González Formoso para sobrepasar al Bloque de Ana Pontón y «no permitir que Galicia sea territorio del PP». Ganar y gobernar en Alemania es el primer paso para ganar en Galicia, según se interpreta de las palabras del presidente. Dicho en otras palabras, por Scholz hacia la Xunta. Opina este cronista que, ya que nuestro presidente se sitúa en la escuela del canciller alemán, tampoco estaría mal asumir algo de su pensamiento, sobre todo en dos cuestiones que son vitales para el país. La primera, la disposición a gobernar con los conservadores si así lo exige la estabilidad del país. Sánchez le dijo «no es no» a Rajoy, cuando su coalición en aquel momento aportaba la seguridad precisa para superar el último tramo de la crisis financiera. La segunda, cuando prefirió pactar con Podemos, a sabiendas de los conflictos internos que anunciaba. ¿Es que Merkel es menos de derechas que Rajoy? No creo. Es que Scholz no es sectario y, a pesar de ser vicecanciller con Merkel, ganó las elecciones.

La otra cuestión vital es lo que dijo Scholz el día de su investidura: no se debe escarbar en la historia para cambiar los límites. Habla de límites territoriales, las fronteras, y vale para el derecho de autodeterminación que quieren meter en la Constitución. Vale también para la memoria histórica o democrática. Escarbar en la historia, sobre todo con mentalidad revanchista, nunca trajo buenas consecuencias para el progreso, la concordia política o la convivencia social.