Leo a mi compañero Alex Centeno sobre la dimisión del entrenador del Liceo femenino porque el club trata de manera discriminatoria su equipo frente al masculino, ambos en la máxima categoría nacional.
El club, por ejemplo, a ellas les «permite» a viajar en furgoneta hasta Cataluña, mientras ellos lo hacen en avión; a ellas las obliga a entrenar en aquellos horarios que ellos no utilizan; ellas tienen que irse sin duchar a casa después de cada entreno, a ellos les ofrecen un servicio de lavandería y a ellas las invitan a que laven en casa.
¡Vaya espectáculo está dando el club! Si la discriminación es una cuestión de dinero, que lo repartan un poquito mejor. ¿A partes iguales, quizá? ¿Cuántos euros genera el hockey masculino? ¿Y el femenino? Si estamos hablando de cantidades similares, no hay motivo para no ser equitativo; si no es así, que se explique y se concrete porque lo visto hasta el momento no es de recibo.
El hecho de que en el siglo XXI las mujeres no reciban un trato digno y equiparable al de los hombres, solo revela el «buen hacer» de los que deciden.
Que se lo hagan mirar.