La mascarada de una elección

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

Chema Moya | Efe

11 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El nuevo Tribunal Constitucional que saldrá de la renovación que se votará hoy nacerá desacreditado e incapacitado. Nace muerto. Tanto, que los responsables de PSOE y Unidas Podemos han tenido que ponerse serios y llamar al orden a sus respectivos diputados para que apoyen el cambalache tramado con el Partido Popular y que va a marcar un hito en la renovación de las instituciones españolas.

Lo del voto en conciencia de sus señorías, tan propio de otros países, aquí no se lleva. No solo no se lleva, sino que hasta se controla cuando se trata de emitirlo en secreto. Es lo que acaban de hacer quienes se jactan de siglos de honradez, y quienes vinieron a enseñarnos maneras democráticas, para sacar adelante una renovación que chirría a kilómetros de distancia.

Porque pocas decisiones hay tan desafortunadas como la de llevar al Tribunal Constitucional a Enrique Arnaldo, a quien avala un currículo plagado de irregularidades y sombras. Este hombre de leyes compaginó cargos, saltándose la ley de incompatibilidades; cobró de entes en manos de los populares, se relacionó con involucrados en casos de corrupción y facturó un millón de euros en contratos con administraciones públicas.

Por eso su incorporación al tribunal de garantías resulta inasumible. Y de ahí que los socios de Gobierno tengan que tapar el agujero amenazando a sus señorías —las del Partido Nacionalista Vasco no se prestan a la mascarada—, pese a que la mayoría ha expresado su apoyo al análisis demoledor sobre el nuevo integrante realizado por Odón Elorza.

Dentro de unas semanas habrá que analizar la conveniencia y el calado de tan ansiada renovación, o lo que sea, del Constitucional. Porque este tribunal, que tiene por costumbre corregir las decisiones del Gobierno, se mantiene con el marcado perfil político e ideológico que ya tenía y ahora con un miembro manchado por distintas anomalías en su proceder. Por llamarle algo.

Y entonces será el momento de preguntarle a este Gobierno nuestro tan progresista qué le llevó a promover una bufonada, saltándose las normas mínimas de respeto a ciudadanos, reglas democráticas e instituciones. Y, de paso, preguntarles también a sus señorías por qué se arrodillan ante la orden de saltarse el voto en conciencia.

Porque digo yo que seguir saliendo en la foto no será más importante que la decencia.