Casado abraza la derecha sin complejos

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Manuel Bruque | Efe

05 oct 2021 . Actualizado a las 09:56 h.

La organización de la Convención Nacional del Partido Popular ha sido técnicamente perfecta. Si se trataba de demostrar unidad, no se han escuchado voces discrepantes. Si el objetivo era consolidar el liderazgo de Pablo Casado, no apareció el menor síntoma de pelea por desbancarlo. Y si se buscaba llenar la plaza de toros de Valencia para hacer ostentación de masas, ahí están las imágenes. Como en el espectáculo de un famoso dúo humorístico: «¿Cómo estaba la plaza?». «¡Abarrotá!». Tan abarrotá, que tres mil personas se tuvieron que quedar fuera. O sea, que hay que felicitar a Teodoro García Egea por su efectividad como movilizador.

Celebrado eso, un acto de partido tiene otras dos mediciones: la mediática y la valoración de la sociedad. Sobre esta última habrá que esperar a las encuestas. La mediática está dividida, como es natural, entre simpatizantes (conservadores) y críticos (partidarios de Pedro Sánchez). A este cronista le parece que triunfó la llamada «derecha sin complejos». Para entendernos, se podría simplificar diciendo que el discurso final de Pablo Casado tiene que haber gustado más a Alejo Vidal Quadras que a moderados como Alberto Núñez Feijoo, dicho sea sin pruebas de esta afirmación en lo que se refiere al presidente gallego.

Situarse en la derecha sin complejos es abandonar la vieja definición de «centro reformista» y no alejarse claramente de Vox. Casado quiere alejarse, pero ni el contenido de sus palabras ni la vehemencia del tono con que las dijo alienta esa interpretación. Para que nos sigamos entendiendo, ese tono no tuvo nada que ver con su discurso en la moción de censura de Santiago Abascal. Y por si quedase alguna duda sobre esto, ahí está una de las grandes promesas del líder popular: derogar la legislación de lo que llamó el «trienio negro» de Pedro Sánchez. Esto es ir mucho más lejos que Aznar o Rajoy, que no derogaron ni las leyes que habían recurrido al Tribunal Constitucional cuando estaban en la oposición.

El gran debate que se abre después de esto es el siguiente: si el Partido Popular deja libre el espacio de centro político, no veo cómo puede liquidar definitivamente a Ciudadanos, que es su propósito más divulgado. Y tampoco acabo de ver cómo puede atraer votos del socialismo desencantado si Pedro Sánchez, con más de dos años por delante hasta las elecciones, consigue moderar su política, marcar distancias con Unidas Podemos y ocupar la centralidad política. Para mucha gente habrá entrado en esa centralidad después de esta convención. Y el PP no solo necesita conquistar terreno por su izquierda, sino tener enfrente a un Sánchez radical e intolerante. Esa fue la gran baza de Isabel Díaz Ayuso, con lo cual mi petición a Casado es: ya satisfizo un poco a la derecha más derecha, ahora no regale usted el voto de la moderación. Como Sánchez, tiene dos años para luchar por él.