La guerra está en la nube

Javier Armesto Andrés
Javier Armesto CRÓNICAS DEL GRAFENO

OPINIÓN

WHITE HOUSE

30 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

La retirada de las tropas norteamericanas de Afganistán y la alianza entre Australia, Reino Unido y EE.UU. (AUKUS) ha sido interpretada por los analistas como el desplazamiento del eje geopolítico a la región de Indo-Pacífico. Europa se ha quedado fuera del tablero y el Gran Juego -la lucha de imperios popularizada por Rudyard Kipling en su novela Kim- tiene lugar ahora entre China y Estados Unidos, con permiso de Rusia. Pero quizá las fronteras terrestres o marítimas también empiezan a estar superadas ante un concepto que llevamos muchos años manejando y del que empezamos a darnos cuenta de su auténtica dimensión: la nube.

No se sabe si como reacción a la crisis desatada por la ruptura del contrato por valor de 56.000 millones de euros que Francia tenía con Australia para venderle submarinos -que ahora serán suministrados por Washington y con tecnología nuclear-, lo cierto es que París acaba de tomar una decisión muy significativa de dónde se libra verdaderamente la batalla por la hegemonía mundial: ha prohibido a sus funcionarios y organismos públicos el uso de Microsoft 365 (antes Office 365) ante las dudas que suscita el dejar información sensible en los servidores de una corporación estadounidense. Microsoft 365 está alojado en Azure, la nube del gigante de Redmond, y es ahí adonde van a parar los datos personales de los ciudadanos franceses, los económicos relativos a las empresas galas o los que gestionan las soluciones colaborativas, ofimáticas y de mensajería que utilizan las instituciones del Estado.

En resumen, Francia no se fía ni un pelo de EE.UU. -dos países estrechamente unidos desde la independencia americana, en 1776, y especialmente a raíz de la Primera y Segunda Guerra Mundial-, y no deja de ser curioso que quien en los últimos años se ha dedicado a acusar a China de espionaje utilizando su infraestructura y tecnologías sea ahora puesto en entredicho por el mismo motivo. Razones no faltan, pues la ley federal Cloud Act, aprobada en el 2018, permite al Gobierno de Biden ordenar la divulgación de datos almacenados en Europa por empresas estadounidenses, independientemente de su ubicación. Es la guerra por la soberanía digital, y de momento el control de la nube lo tienen Microsoft, Amazon y Google.