Libros y tomates

Eduardo Riestra
eduardo riestra TIERRA DE NADIE

OPINIÓN

Paula Quiroga

01 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Lo que se celebra este domingo de mitad del verano irlandés que nos está tocando vivir -y con el que nos tenemos que apañar mientras vemos en los telediarios el sofoco de los otros pueblos de España, incluida, esta vez sí, Cataluña- es el quincuagésimo aniversario de una de las fiestas más encantadoras de A Coruña, mi ciudad. La feria del libro, que se diferencia de, por ejemplo, la Tomatina de Buñol, en que aquí nadie te tira tomates. Y no sé yo si eso es bueno o es malo. A Buñol asisten gentes de lejanos países, de Japón o de Australia, y aquí no más lejos que Betanzos. Pero es lo que hay. Nosotros no tiramos tomates y punto. Algún lector me dirá: entonces no le veo yo la gracia. Y puede que tenga razón y los libreros y los editores, para atraer al público, tal vez tengamos que ponernos las pilas y arrojar cosas desde las casetas.

 Pero, mientras tanto, volvemos a encontrarnos con ese ciudadano prudente y reflexivo que repasa en silencio, que mira, que relee la contracubierta, que pregunta por otro título más antiguo de esa misma autora, quizá descatalogado, o si hay una edición de bolsillo.

La atmósfera que flota junto al polen de las mimosas o que se disuelve en el vapor del calabobos estival es como la de la calma de después de las tempestades.

Estamos rodeados de cómplices desconocidos. Por eso sepa usted que cuando recorre la feria del libro, la mía o la de su pueblo, es como si paseara por el Castroforte del Baralla de Torrente Ballester y la ciudad comenzase a levitar.