Las aguas residuales son cualquier tipo de agua cuya calidad se ve afectada negativamente por acciones humanas (antropogénicas). Es el caso de las aguas de las alcantarillas, formadas por las que proceden de inodoros, lavados de ropa o de vajilla. Esa es la contaminación que cada uno de nosotros aportamos, aunque no seamos conscientes de ello.
En la sociedad actual, las aguas residuales de todo tipo se reconducen a depuradoras en donde, mediante procesos físicos, químicos y biológicos, en simbiosis con la tecnología, se consigue un agua purificada que puede verterse en ríos y mares sin problema alguno para el ambiente.
En las aguas residuales se han encontrado restos de fármacos como el antidepresivo Prozac, uno de los más consumidos y cuyo principio activo es la fluoxetina. Abundan los antibióticos.
Con motivo de la pandemia provocada por el coronavirus SARS-CoV-2, en las aguas residuales se ha encontrado el rastro genético del coronavirus (ARN). Se mantiene en el cuerpo de los infectados hasta que se expulsa a través de las heces y llega a las aguas residuales. La determinación de la concentración del virus en las aguas residuales sirve para valorar el grado de infección de una comunidad.
Se han encontrado, en aguas residuales de A Coruña (La Voz, 16-5), muchas de las variantes debidas a las mutaciones del coronavirus, entre ellas la tan temida variante delta (India), tal y como publicaba este periódico ayer.