«L´indulto è mobile»

Roberto Blanco Valdés
Roberto L. Blanco Valdés EL OJO PÚBLICO

OPINIÓN

E. Parra. POOL

16 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie lo expresó mejor que el escritor Andrés Trapiello en su vibrante discurso en la concentración del domingo en la plaza de Colón para oponerse a los indultos: «A ver si lo entienden de una vez: nadie es facha por decir hoy lo mismo que decía el presidente del Gobierno hace unos meses. ¿Qué ha cambiado en España para que los indultos fueran indeseables hace un año y se trate hoy de convencernos de que son necesarios, imprescindibles?». 

La repuesta a esa pregunta no puede buscarse en los procelosos vericuetos de la política -ni siquiera en los de la más oportunista de las practicadas en España desde 1977: la de Sánchez- sino girando la vista hacia la lírica. Porque sucede -y ahí reside el quid de la cuestión- que la posición del PSOE en relación con los indultos, es la de la donna de Rigoletto: «Mobile, qual piuma al vento, muta d´accento, e di pensiero» (Voluble, cual pluma al viento, cambia de acento y pensamiento).

A tal punto ha llegado la vergüenza de una parte de la dirigencia del PSOE que algunos altos cargos del partido no tienen ya problema en reconocer que su posición es que no tienen más posición que la de Sánchez, quien, como es bien sabido, tampoco tiene posición, pues cambia de posición en todos los temas como lo hace de camisa. Juan Espadas, flamante candidato socialista a la presidencia de la Junta de Andalucía, reconocía este lunes, que la donna de Rigoletto era, comparada con él, más maciza en su pensiero que el mismísimo von Bismarck. Carlos Alsina, le formulaba en su programa de Onda Cero esta pregunta: «Entiendo, Espadas, que usted apoya los indultos en la medida en que el Gobierno de España decida que los va a conceder; si hubiera decidido lo contrario, apoyaría lo contrario». Y Espadas dijo: «Claro». ¡Impresionante! No es ya la piuma al vento; es, para decirlo con propiedad, toda la gallina.

Sin llegar a esos extremos, la salomónica solución adoptada en relación con el indulto por los socialistas de Galicia viene a probar también que la posición del PSdeG no es ni sí ni no sino todo lo contrario. Cómo entender, de otro modo, que un documento favorable a indultar a los sediciosos, puesto a la firma por varios afiliados, haya sido rubricado por significados dirigentes y ex dirigentes, pero no por los más importantes altos cargos que hoy figuran en las filas socialistas: ni por los alcaldes de A Coruña, Vigo, Santiago, Ferrol y Lugo, ni por los presidentes de diputaciones socialistas, ni por el propio secretario general, Gonzalo Caballero, que no lo ha hecho escudándose, al parecer, en su posición institucional, lo que resulta, cuando menos, pintoresco.

No sé si esos indultos, políticamente escandalosos y jurídicamente impresentables, serán, según dicen algunos, la tumba del PSOE. Pero sí que el día que Sánchez los firme será sin duda el más negro desde 1977 para los socialistas españoles. De ahí, tanta impostura, tanto escapismo y tanta componenda. Porque una mala causa nunca puede defenderse con buenos argumentos.