Algo habrá que hacer con China

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

THOMAS PETER | Reuters

05 jun 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Si tuviésemos la certeza de que el virus covid-19 tuviera su origen en Venezuela, Corea o Siria, y hubiesen dado las explicaciones que dio China, a estas alturas ya padecerían sanciones económicas y se estaría planeando un ataque por tierra, mar y aire. Pero como sabemos que partió de Wuhán y los chinos son ya casi la primera potencia económica, aunque están enredados en silencios y acusaciones, nos armamos de paciencia y aguardamos un razonamiento convincente, al tiempo que nos anuncian el primer contagio de gripe aviar en humanos.

Año y medio después seguimos haciendo conjeturas sobre el origen de un virus que se ha llevado ya a tres millones y medio de personas. Mantenemos la incertidumbre sobre si su origen es animal o fue creado o modificado en un laboratorio. Y cada mañana conocemos nuevos aspectos que no hacen más que enredar las especulaciones.

Porque hasta ahora China no ha aportado ni un solo dato para conocer cómo se originó la pandemia. Ni tan siquiera responde a las informaciones que indican que científicos de Wuhán enfermaron un mes antes del anuncio oficial, o que un virus prácticamente idéntico, y del que nunca se informó, fue hallado en una mina de Mojiang en el 2012. Cuando la OMS trató de llevar a cabo la investigación todo fueron trabas y ahora se limitan a decir que el virus nos llegó desde un laboratorio de EE.UU.

Estamos a punto de vencer a una de las plagas más terroríficas de la humanidad y seguimos en la inopia. Porque otra vez la comunidad internacional no se hace respetar y sitúa a China en una cómoda situación en la que no se le exigen las mismas responsabilidades que a otros países. La próxima gran potencia económica del planeta sigue a sus anchas, sin que nadie se atreva a exigirle algo tan elemental como unas explicaciones.

Hablamos día sí y día también de los errores cometidos. Y nunca hablamos de dónde y cómo surge el problema. Que es lo lógico. Pero lo mismo es que tenemos pánico a que dejen de exportarnos las prendas deportivas de Mike, los ansiados Trolex y las camisas de Dolce & Banana. Aunque, si no es así, algo habrá que hacer con China.