Corazón de regaliz

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre EL TONEL DE DIÓGENES

OPINIÓN

Martina Miser

30 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Escuchaba en la tele a Felipe González decir que «cuando un viejo se muere, arde una biblioteca». La sentencia ilustraba una anécdota con otro dirigente de un país donde no había pensiones, ni sanidad ni escuela gratuita; le aclaraba que, en su país, los viejos causaban un respeto imponente porque atesoraban el oro preciado de la experiencia y la sabiduría.

La experiencia es la madre de la ciencia y de muchas virtudes más porque es la papilla que alimenta la sabiduría.

La experiencia está hecha de años de ensayo y error (sobre todo de error). Un experto es aquel que ha cometido todos los errores posibles hasta encontrar la verdad, por eso la gente de edad es experta en vivir.

La juventud es un divino tesoro de ansias y premuras, de fuerza y recalentones, de audacias e ignorancias, sobre todo, ignorancia de lo que somos de verdad.

Cuando se muere un viejo se quema una biblioteca con todo el saber y experiencia que da una larga vida. Los viejos no pretenden nada, solamente esperan el vuelo de vuelta para irse de un mundo que conocen desollado y que nada nuevo les aporta salvo la atención de la manada.

La gente mayor es aquella que se ha comido todo sin envenenarse y ve comer a los demás. Las batallitas del abuelo no son juegos de mesa o chocheos demenciales como creen los muy jóvenes, son batallas de verdad narradas en primera persona que alertan de peligros y pasiones capaces de hacer descarrilar a quien las desconoce; son los libros con los récipes y conjuros indicados contra errores fatales que acabaron con los que no llegaron o aún no llegan a viejos.

La vejez no es impetuosa ni precipitada y está libre de toda tiranía que no sea el alzhéimer y el dolor de huesos.

Felipe González exhibió un rictus socarrón cuando el entrevistador le preguntaba ¿qué le diría a quienes dicen que usted es demasiado mayor para dedicarse a la política?. Que se lo pregunten -contestó- a Pepe Mújica, Joe Biden, Angela Merkel, Churchill, Mitterrand, Sandro Pertini y tantos otros.

Repito, el dirigente capaz de guiarnos en esta nueva era está jubilado, desencantado de todos, no tuitea ni se enreda en la red. Vive escondido en la cueva de Zaratustra rodeado de libros que consumen su oxígeno y que arderán con él cuando se pare su corazón de regaliz.