Objetivo: agobiar a España

Cristóbal Ramírez PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

Mohamed Siali | Efe

19 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No se puede decir que Marruecos no avise. Lleva haciéndolo decenio tras decenio, recordándole a España que la tiene bien agarrada mientras Ceuta y Melilla estén donde están, las Canarias no se muevan de sitio y nuestras costas sureñas se encuentren al alcance de las pateras. Sus bravuconadas, que al principio parecían vacuas, siempre fueron acompañadas de acciones directas, desde el apoyo a las tribus que se sublevaron contra España en Sidi Ifni hasta la pacífica invasión de nada menos que seis millares de nadadores que tuvo lugar hace unas horas ante la mirada complaciente de quienes deberían de vigilar las fronteras en el otro lado.

La política de hechos consumados ha obligado a Madrid a retroceder una y otra vez. A Rabat le da igual que la disculpa para actuar sea el abandono del Sáhara o el hecho de que el máximo dirigente del Frente Polisario, Brahim Gali, haya sido hospitalizado en Logroño. Con el agravante, eso sí, de que Gali fue el artífice de las grandes derrotas sobre el terreno del ejército marroquí.

La pretensión de Mohamed VI -que se arroga nada menos que el derecho a ser informado a priori de que Gali iba a ser acogido en España- no es que el dirigente independentista sea puesto en la frontera. Su interés es retorcerle el brazo a Madrid para que abandone su apoyo al comité de descolonización de la ONU, el cual defiende, como no puede ser de otra manera, excepto que convierta la legalidad internacional en papel mojado, que tiene que haber un referendo cuyos términos deben ser negociados entre las partes. Alemania, que no es peso ligero, se negó a las pretensiones del rey Mohamed VI y hubo protesta oficial de quien se considera por encima del derecho.

El pasado noviembre Marruecos se apropió de una franja considerada no mans land por la ONU y construyó una carretera, lo cual provocó la ruptura del alto en fuego en vigor desde 1991. Una guerra de baja intensidad que al Frente Polisario le sirve como elemento cohesionador interno ante una situación de parálisis que se prolongaba indefinidamente, lo cual beneficia sin duda alguna a Rabat. Y Gali fue el que lanzó a sus hombres contra el muro que divide el Sáhara.

Cuando el propio Gali llegó a España, Marruecos dejó caer que «sacaremos todas las consecuencias». Y ha cumplido. Descartado el choque militar, la nueva marcha verde consiste en mandar a 4.500 adultos y a 1.500 menores a invadir España. Queda por ver si se trata de una muestra de enfado o del inicio de una escalada de tensión. Continuará.