No es común que los magnates financieros den la cara en el mundo del espectáculo, pero las costumbres cambian. Además de ser el segundo hombre más rico del mundo, Elon Musk es un icono pop de este siglo y como tal se convirtió por una noche en anfitrión del programa cómico de la televisión norteamericana Saturday Night Live. Desde que pronunció, hace ya una semana, el famoso monólogo inicial, el creador de Tesla ha visto menguar su fortuna.
Musk salió a escena con el tono de humor que la situación requería y lo primero que hizo fue revelar por qué a veces rehúye el contacto visual o habla con un tono peculiar. Confesó que él era la primera persona con síndrome de Asperger en presentar el programa, «o al menos la primera que lo admite». El fundador de Space X siguió bromeando con su personaje y sus insólitos tuits. «A veces publico cosas extrañas, pero así funciona mi cerebro. A todos los ofendidos les recuerdo que he reinventado el coche eléctrico y voy a mandar a gente a Marte. ¿Pensabais que iba a ser un tipo normal?». Pero lo que causó un auténtico terremoto no fueron sus confidencias ni su sketch caracterizado de Mario Bros, sino la frialdad con que se refirió a la criptomoneda dogecoin con una palabra: «chanchullo». El chiste hizo caer su cotización en picado, pero él puede permitirse tomarse a guasa el dinero. Ahora, para repararlo, le basta con anunciar que financiará con esa divisa su próxima misión espacial.