Varias universidades británicas han decidido dejar de penalizar las faltas de ortografía y las incorrecciones gramaticales en los exámenes. La razón, según la de Hull, es que la exigencia de un buen inglés hablado y escrito es algo elitista, blanco y machista. Pretenden, según dicen, realizar «evaluaciones inclusivas» y eliminar barreras al aprendizaje para alumnos con dificultades por su origen socioeconómico o geográfico. «Me justa exo de que degen ejcribir como benga en gana a cada 1», comenta expresivamente la noticia un tuitero español.
La estructura y la pulcritud de un texto reflejan cómo es el autor, si tiene las ideas claras y si sabe comunicarlas. Antes que conocer de pe a pa unas reglas, al estudiante universitario cabe exigirle que se exprese con corrección, oralmente y por escrito. Esto último conlleva redactar bien y sin faltas, lo que es necesario para transmitir los conocimientos, incluso para quienes cursan grados técnicos. El objetivo es ese, la comunicación clara y precisa. Pero el problema es que incluso alumnos de Filología escriben mal, según algunos profesores. «Prescindo de cómo se redacta o cómo se acentúa, batallas virtualmente perdidas -escribía Manuel Alvar en 1979-; pero baste decir que en un curso universitario de Lengua Española un 60 por 100 de mis alumnos tuvo faltas de ortografía en el primer examen parcial». Algunos docentes manifiestan que la situación no es hoy mejor que entonces.
La Universidad de las Artes de Londres, una de las aludidas al principio, pretende que sus profesores acepten errores ortográficos y gramaticales que no impidan significativamente la transmisión de ideas e informaciones. Pero ahí puede estar la clave del problema: no habrá buena comunicación si se emplea defectuosamente el idioma, sea este el que sea.
Y mientras unas universidades quitan a sus alumnos estímulos para aprender a usar bien el inglés, los trabajos de otras pueden animar a los estudiantes a aplicarse con el español. Así, un estudio de las de Alicante y Navarra sobre la influencia de la corrección lingüística en el ligoteo por Internet revela que un 82 % de las mujeres que emplean la aplicación de citas más popular penalizan que los aspirantes a establecer una relación con ellas escriban con faltas de ortografía. Lo cual puede ser mayor aliciente para que los muchachos escriban bien que las bajadas de nota por cometer faltas en los exámenes.