Marte: «A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César»

Andrea Santos López AL DÍA

OPINIÓN

MABEL RODRÍGUEZ

02 may 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Una década de desarrollo y 85 millones de dólares después, sabemos que es posible sobrevolar Marte gracias al hito del helicóptero Ingenuity, la primera aeronave propulsada en surcar los cielos de otro mundo.

La exploración científica espacial esconde un provecho más profundo: el retorno económico de las inversiones multibillonarias de las que se nutre. Que los conflictos terrenales se trasladen al planeta rojo es cuestión de tiempo y por ello es necesario actualizar las reglas del juego. La receta tradicional de inversión cien por cien estatal ha caducado, siendo vital la injerencia del sector privado, liderado por SpaceX.

Elon Musk afirma que «ningún gobierno con base en la Tierra tiene poder sobre las actividades marcianas». SpaceX instaurará «principios de autogobierno», despreciando el derecho que protege los bienes que afectan a toda la humanidad.

¿Es legal lo que intenta hacer Musk? Sí y no. SpaceX, como cualquier empresa privada. puede establecer colonias permanentes en Marte, siempre que sus actividades se encuentren autorizadas por el Estado Parte en el que se encuentre registrado el objeto lanzado al espacio, así lo establece el Tratado del Espacio. Lo que sí atenta contra el Corpus Iuris Spatialis es que se pretenda la apropiación nacional por reivindicación de soberanía, uso u ocupación del planeta rojo.

La respuesta de «se acata, pero no se cumple», por parte del pueblo a los reyes en la América española, no vale para el derecho internacional. «A Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César», el legislador es quien legisla.

¿Y si el personal del rover de la misión china Tianwen-1 cometiera un delito si fuera tripulado? Lo esencial es conocer a quién pertenece la jurisdicción aplicable. Para ello se invoca la ficción jurídica inspirada en el Derecho del Mar, que fija la jurisdicción y control del Estado sobre los objetos espaciales bajo su pabellón, así como a su personal.

Al ser la misión China, el registro deberá figurar allí, siendo sus leyes las aplicables. ¿Y si el rover fuera fabricado en Francia, con tripulación italiana fruto de alianzas entre China y Rusia? El convenio sobre registro de objetos lanzados al espacio señala que cuando haya varios Estados de lanzamiento implicados, designarán uno en cuyo registro se inscriba, lo que dotará de jurisdicción y control a ese Estado.

No será fácil, pero es primordial que el derecho vaya al ritmo de la realidad. Séneca no se equivocaba Ad astra per aspera. Los juristas tenemos mucho que hacer.