¿Dónde está el centro?

Eduardo Vazquez Martul TRIBUNA

OPINIÓN

Jesús Hellín | Europa Press

21 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Negro o blanco, rojo o azul, cielo o infierno. Hasta el Vaticano quitó de un plumazo «el centro», es decir el purgatorio. La gama de grises es difícil de distinguir y siempre es más factible clasificar en ángeles o demonios. En la política ocurre lo mismo y sobre todo en épocas de crisis que propician discursos de «conmigo o contra mí», y esa es la explicación de los actuales mensajes tanto de la derecha, amedrentando con la revolución marxista, o una izquierda avisando de una más real llegada del fascismo disfrazado de «trumpismo» o de «franquismo» Las grandes naciones demócratas se debaten en esta misma espiral que conlleva un grave peligro de bipolarización y fragmentación de la sociedad. Pero los que buscan el poder no son tan ignorantes, a pesar de que el nivel político que vivimos así lo parece, y compiten por el centro porque ahí está el voto y, antes de perderlo, son capaces de comprarlo. Ya en retirada desde hace tiempo un comunismo neocapitalista desde que Putin se retrata con el patriarca de la iglesia ortodoxa o la China de Mao viaja en Mercedes, existe una cierta confusión porque el pragmatismo se impuso en una política cuyo objetivo no es tanto el buen gobierno como alcanzar el poder. En España hubo una gran oportunidad perdida con el Cs que apareció como un rayo de luz con un discurso centrado alejado de franquismos y comunismos. Sin duda alguna transmitió en un principio algo fresco y necesario. Era un proyecto inteligente, ya que se nutrió de parte de un socialismo pragmático que había abandonado la chaqueta de pana, y por otra parte de una derecha que necesitaba desnudarse de un traje que olía a naftalina e incienso como es el franquismo. El poder del nuevo centro se extendió como un reguero de pólvora por todo el país después del éxito en Cataluña, éxito fugaz ya que no fue capaz de plasmarlo en proyecto real para gobernar. El momento era perfecto y hasta figuras europeas de renombre y brillante currículo político se apuntaron a esa idea que auguraba nuevos tiempos. ¿Qué ocurrió? La izquierda moderada no protegió al recién nacido porque competía con parte de su espacio. La bisoñez de los dirigentes de Cs, no supieron gestionar un problema nacional como es el separatismo, que llevaban por bandera; no comprendieron que tenían la llave de convertirse en verdadero centro y se entregaron en los brazos de una derecha más lista, con los que se hizo la foto. Ahí desapareció un proyecto real de un centro tan necesario. Pero ya pasó con UCD. Sin duda alguna España es bipolar, o roja o azul.