Ted y Diana

Mariluz Ferreiro A MI BOLA

OPINIÓN

Ella es colombiana y llegó sola a Estados Unidos con 300 dólares y sin saber inglés, ahora es ingeniera de la NASA. Él es de origen cubano y sigue riéndole las gracias a Trump con la esperanza de heredar sus votos

21 feb 2021 . Actualizado a las 09:49 h.

Se declara «marsiana». Latina. De Cali. Llegó sola a Estados Unidos con 17 años. No sabía inglés. Tenía unos trescientos dólares. Pero llevaba consigo lo suficiente para soñar. Diana Trujillo, hoy ingeniera de la NASA, estuvo al frente del equipo que desarrolló el brazo robótico del Perseverance y retransmitió en español la llegada del rover al planeta rojo. Su historia es todavía más grande que la de uno de los personajes de la serie Para toda la humanidad, una niña mexicana que cruza la frontera con su padre y que daría cualquier cosa por formar parte de la carrera espacial. Al final, la ficción solo es un trago del mar de la realidad.

Al otro lado del sueño americano está Ted Cruz, estadounidense de padre cubano que sigue riéndole todas las gracias a Donald Trump con la esperanza de heredar los votos del trumpismo. No importa si los ultras toman el Capitolio o si su formación política, el Partido Republicano, resulta herida de muerte.

Cruz es senador por Texas, un estado azotado por una ola de frío que ha dejado sin electricidad, agua y comida a millones de ciudadanos.

Nadie está libre de un desastre de esta magnitud, pero que esto ocurra en el territorio que produce más petróleo y gas de Estados Unidos no deja de ser una ironía del destino. Sin duda, ayudó el hecho de que Texas se desconectara del sistema eléctrico del resto del país para poder desregular mejor el sector energético. Tampoco ayudó que se permitiera a los gigantes del sector no tener sistemas de reserva. Cruz prefiere que regule el mercado. Él se marchó con su familia a Cancún mientras sus votantes morían congelados (algunos literalmente). Diana y Ted. Eso sí son dos mundos. Y no estamos hablando de Marte.