ERTE o despido: la bolsa o la vida

OPINIÓN

Sandra Alonso

06 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los diferentes instrumentos jurídicos elaborados durante la pandemia, y en especial los ERTE, han permitido la supervivencia de nuestro tejido empresarial y de las personas trabajadoras en un golpe sin precedentes a la economía española. Y en este tiempo tan incierto los interlocutores sociales han mostrado que se puede hacer política de altura, dejando en evidencia a muchos cargos políticos empeñados en polémicas y discusiones banales para sus administrados.

A pesar de esto cunde en mí cierta decepción por el último acuerdo alcanzado por patronal y sindicatos, y no porque no fuera necesario, sino porque creo que en este momento necesitamos mucho más. Y es que nos falta imaginación, mucha imaginación para sacar este país adelante. Ya no basta con los ERTE porque no podemos seguir prorrogando al límite esta situación. Venimos advirtiendo desde hace meses que en muchos casos con los ERTE las empresas están retrasando la toma de decisiones y esto puede ser clave en su supervivencia.

Y comienzo a pensar que el legislador va dos pasos por detrás de la pandemia social y económica. Y que es necesario entonces ponerse a trabajar contra lo que se evidencia, un desastre social y económico postpandemia.

En efecto, este año de pandemia nos ha demostrado que, tras una larga lucha, tras mucho aguante, muchas empresas, empresarios y pequeños autónomos no pueden más. Tampoco sus trabajadores pueden seguir en un limbo y en una incertidumbre  laboral y personal.

Es por ello necesario que Gobierno, patronal y sindicatos se anticipen a una realidad que ya está aquí, pero con propuestas que permitan una mayor flexibilidad. Tendremos en algún momento que afrontar que va ser necesario reajustar plantillas ya no de forma temporal, sino definitiva. Sí. Es terrible pero en algún momento no habrá más remedio que despedir. Y debemos de hablar de ello sin miedo antes de que sea demasiado tarde. Es necesario también abordar esto de forma sensata y sosegada, pero ya sin pausa, con el único fin de conservar el mayor tejido productivo y, a la vez, nuestra mejor mano de obra, preparándonos para una nueva etapa.

Las extinciones deberían venir de la mano de planes de formación y reconversión, políticas de reindustrialización y cambio del modelo productivo, atención a las familias, vigilancia de subvenciones y ayudas, compromisos de recolocación y recontratación, etcétera, etcétera, como digo mucha imaginación.

Todos debemos dar un paso adelante, pues tras un año de pandemia se hace necesario seguir avanzando en nuevas políticas sociales y laborales.