Tecnodiversidad en las aulas

Arantxa Serantes PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

SANDRA ALONSO

05 feb 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El debate sobre la transformación digital en nuestro país aún acaba de empezar. Dependemos del software privativo y de la industria tecnológica foránea. Así que Microsoft, Google y Facebook siguen ganando terreno hasta el punto de querer tomar el relevo de las universidades para llevarnos de la mano hacia los trabajos más demandados y remunerados, dentro de las nuevas profesiones, en un tiempo récord.

Kent Walker, actualmente director jurídico de Google, decía que los Google IT Certificates, ayudarían a los americanos a conseguir las mismas competencias que una persona que hubiese estudiado una titulación académica. Esto me produce una gran extrañeza, porque la mayoría de certificados que expide Google desde algunos de sus programas, como Actívate, Google Ads o Analytics difícilmente demuestran esas competencias y son como cualquier otro curso online al uso, algo que ya empieza a quedar obsoleto. ¿Podríamos extrapolarlo a Europa?

Estas empresas utilizan como palabras clave creatividad, inspiración, análisis, pero eso solo puede hacerse cuando hay una verdadera conexión humana. La supremacía tecnológica se convierte en infraestructura sin contenido, porque falta la experiencia personal y las vivencias compartidas. Que no nos engañen. Ahora más que nunca hay que apostar por una infraestructura que combine lo virtual con lo presencial y que no sea necesariamente privativa, porque necesitamos establecer un marco común de infraestructura digital. Hasta ahora dependemos de las llamadas GAFAM (empresas de software no libre) y ninguna de esas empresas es europea, por lo que no se garantiza la privacidad de sus usuarios conforme al reglamento europeo de protección de datos.

La que denomino como didáctica de emergencia nos deja a merced de las políticas internas de esas empresas y de sus intereses, ya que su fin último no es educar. Os invito a consultar la web technodiversity.org donde se pone al descubierto esta realidad: la necesidad de un espacio abierto para la investigación y la docencia, que sí sea accesible y no propietaria. La Coalición Mundial para la Educación lanzada por la Unesco todavía está en ciernes y es más intermediaria que productora de contenido y recursos, pero hay que pasar a la acción. ¿A qué retos se enfrenta la España 5.0 en este sentido? Necesita una nueva reindustrialización basada en la ciencia y en la tecnología, sin perder de vista el componente social y humanístico imprescindible para que la incertidumbre deje de impactar en nuestras vidas. Pasar de consumidores a creadores, pero eso solo pasa por un proceso de liderazgo educativo y por una visión más transversal en todos los sectores.