Un Gobierno de revoltijo

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

E. Parra. POOL

19 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Trabajo les costó ponerse de acuerdo, pero cuando Pedro Sánchez se convenció de que dormiría tranquilo y lo hicieron nos dijeron que estábamos ante un Gobierno de coalición ejemplar. Un Ejecutivo que iba a proporcionarnos grandes tardes de gloria. Pero menos de un año después el que padecemos, más que de coalición, se antoja un Gobierno de desunión y revoltijo. Lo que entendemos por una pareja de conveniencia. Porque es un conjunto sin orden ni concierto en el que prima la oposición a sí mismo.

Uno se pone a contar y no para. Marruecos, pensiones, salario mínimo, desahucios, Presupuestos, pobreza energética, emérito, política exterior, reforma laboral, ley educativa, vivienda, rescate del turismo y ley trans son algunos de los asuntos que marcan las distancias. Sin hablar del modelo de Estado que se quiere implantar. Sería más fácil recordar lo que los aproxima. Como difícil resulta nombrar una cartera ministerial que no se haya visto involucrada en las trifulcas, con especial protagonismo para Nadia Calviño y Carmen Calvo, de las que tenemos la impresión que viven un auténtico tormento por compartir mesa del Consejo con quien no mantienen afinidad alguna.

Los continuos desencuentros entre los ministros de las dos formaciones del Ejecutivo, PSOE y UP, están marcando esta legislatura, ya complicada de por sí. Cierto que los gobiernos de coalición han de superar discrepancias y roces. Pero el nuestro vive en una batalla permanente que ya no oculta. Las rectificaciones, los desencuentros y hasta las broncas se celebran a la vista de todos y con las cámaras como testigos.

Lo curioso es que vamos a seguir en esta pelea hasta el fin de los días porque, según nos dicen, que ya es decir, estos episodios sirven para dar estabilidad al Ejecutivo. Una estabilidad que no se ve por ningún lado a no ser porque es útil para que los unos no se apeen de la Moncloa y los otros traten de acaparar el espacio electoral y alzarse como los promotores de los logros sociales.

Nos queda un largo camino por recorrer y es difícil imaginar hasta dónde podemos llegar con este Gobierno. Que, por mucho que nos digan, no es un Gobierno de coalición. Es de revoltijo.