La eficiencia de Leixões

Uxio Labarta
Uxío Labarta CODEX FLORIAE

OPINIÓN

Joao Ferrand - TCL

16 dic 2020 . Actualizado a las 20:39 h.

Hace unos días el foro Diálogos Gallaecia propició un encuentro entre dos dirigentes políticos. Con respecto al más conocido entre nosotros, el presidente de la Xunta, poco nuevo que añadir a lo ya conocido, que por lo que respecta a Portugal aun no presenta una agenda ambiciosa. La sorpresa estriba en el presidente de la Cámara Municipal de Porto, Rui Moreira, por lo que se podría calificar de un análisis de nuestras propias fortalezas y debilidades, aunque real, atrevido. No estamos acostumbrados a que nuestros políticos intenten análisis sensatos sobre la realidad, sobre todo si esta les resulta esquiva.

Así, sorprende que Rui Moreira, en la entrevista de Carlos Punzón en La Voz, afirme que en Portugal no hay tren (sic), calificando incluso de «tragedia imposible» el tramo entre Porto y Valença. Cierto que Rui Moreira no es el único político portugués que se atreve a afirmaciones arriesgadas. El ministro de Transportes, Pedro Nuno Santos, al anunciar sus prioridades por el AVE Lisboa-Porto dándole continuidad hasta Vigo, advertía que para ello se necesita invertir 200 millones en la «salida sur de Vigo». Por ello tampoco sorprende que Rui Moreira haga un análisis real de la política aeroportuaria gallega e incluso proponga alternativas para no mantenerse en el error.

Un espacio económico de 6,5 millones de habitantes que sumarían la Região Norte con Galicia nos acercaría en población a Cataluña o Madrid. Lo que no debe ocultar algunas desigualdades: así, el Norte de Portugal tiene un índice de envejecimiento 40 puntos inferior al gallego, donde los mayores de 65 somos el doble de los menores de 16. O donde ellos invertían en I+D 330 millones de euros más que Galicia, con 18.000 investigadores frente a los 10.000 aquí. O quizá se nos haya olvidado el Laboratorio Ibérico de Nanotecnología en Braga, iniciativa conjunta de Portugal y España.

No recuerdo la diferencia en atracción de inversiones, ni en suelo industrial, porque la venimos sufriendo, por las diferencias evidentes en las políticas industriales. Pero también por la diferente capacidad y agilidad de las administraciones. Lo sintetiza adecuadamente Rui Moreira cuando enjuicia la competencia de los puertos de Vigo y Leixões: «Vigo no supo desarrollar su puerto, no en infraestructuras, sino en gestión, Leixões es más eficiente».

Pero quizá donde las posiciones de Rui Moreira son más novedosas es en las políticas empresariales y fiscales, la colaboración público privada, y el papel de lo público. Sostiene que la «fiscalidad de ambos países no es competitiva en Europa» -fiscalidad que no es solo impuesto de patrimonio-, al tiempo que propone un fondo soberano para desarrollo industrial, con entrada del Gobierno y capital privado interesado en participar en empresas, para que estas puedan resistir frente a los «fondos de inversiones». Y a uno se le viene a la cabeza aquella Sodiga, con sus luces y sus sombras, pero bien diferente al Igape. Diálogos y políticas.